Por María Jimena Duzán.
La gran pregunta es si
esta vez la Dian va a poder llegar al fondo de este asunto con las pocas
herramientas que tiene para poner a los evasores en cintura.
El hallazgo que acaba
de hacer la Dian sobre los 1.245 colombianos que tienen empresas offshore en
Panamá, los desnuda por primera vez y demuestra que las explicaciones que hasta
ahora le han dado al país, no solo son insuficientes sino insatisfactorias.
Según revelación hecha
en una rueda de prensa presidida por el ministro de Hacienda, Mauricio
Cárdenas, y el director de la Dian, Santiago Rojas, de los 1.245 colombianos
que aparecen en los Panama Papers, solo el 35 por ciento han declarado sus
activos en Colombia. La Dian cree que por lo menos 10.000 millones de dólares
no han sido reportados a la entidad y por eso ha decidido abrir 60 casos de
violaciones a las normas tributarias y cambiarias. Santiago Rojas, incluso, ha
llegado a señalar que ya tienen armados expedientes en los que encontraron diez
casos por refacturación, 30 casos en los que se vendieron activos y se recibió
el dinero del exterior y otros más en los que se tienen activos pero no se
declararon.
Ahora bien, el tema se
vuelve aún más complejo y embarazoso porque de ese 35 por ciento que según la
Dian sí declaró sus activos en el exterior, la entidad no puede saber si están
diciendo la verdad y si sus números son los correctos. La única forma de
saberlo es teniendo acceso a los datos en Panamá, cosa que solo será posible si
se logra firmar el acuerdo de intercambio de información con ese país, el cual
hasta ahora ha sido imposible pactar.
Lo que queda claro con
este hallazgo, es que si bien es cierto que el hecho de tener una cuenta
offshore en Panamá no es ilegal, la mayoría de los que aparecen no la abrieron
solo para tenerla inactiva, ni por motivos de seguridad, como lo ha dicho el
exministro Alberto Carrasquilla, el doctor Humberto de la Calle o el periodista
Darío Arizmendi.
Tampoco es suficiente
que muestren la declaración de renta ni el formato del Banco de la República,
como de hecho muchos de los que aparecen en la lista de los Panama Papers han
hecho. (Lo hizo la directora de La Silla Vacía y de la Flip, Juanita León).
La declaración de renta
no sirve porque trae las cifras agregadas en materia de activos e ingresos y es
imposible establecer su origen con solo mirarla. No se puede identificar si los
activos que se están reportando incluyen todos los activos que están en el
exterior. Lo mismo ocurre con los ingresos.
Teniendo en cuenta que
desde hace años hay una fuerte inversión extranjera proveniente de Panamá, la
alerta que han prendido los Panama Papers ofrece otra lectura sobre la
naturaleza de ese fenómeno reciente: la de que esas inversiones pueden no ser
realmente extranjeras sino producto de las sociedades colombianas escondidas en
Panamá.
Y en cuanto al formato
del Banco de la República, que algunos han aportado, según el ministro
Cárdenas, ese documento tampoco sirve porque no es el que demuestra la
declaración de activos. Para la Dian el único documento adecuado es el
formulario anexo sobre declaración de activos en el exterior. Documento que,
dicho sea de paso, solo lo ha hecho público la directora de La silla vacía, Juanita
León.
Sería bueno en aras de
la transparencia, que todos los funcionarios involucrados y los periodistas lo
mostraran y fueran incluso más allá y abrieran sus cuentas a la opinión pública
para despejar todas las dudas. Si es cierto que todo está tan claro y
transparente como dicen todos, no deberían tener problema en hacerlo.
Este escándalo ha
cobrado en el mundo la cabeza del primer ministro de Islandia, de un ministro
en España y obligó al primer ministro inglés, David Cameron, a abrir todas sus
cuentas ante el Parlamento por el simple hecho de que su padre aparecía en una
de esas sociedades offshore.
En Colombia, en cambio,
este escándalo ha pasado prácticamente inadvertido, incluso luego de que la
Dian anunció el inicio de investigaciones. El hallazgo hecho por esa entidad,
de que más de la mitad de esos 1.245 colombianos que aparecen en los Panama
Papers no ha declarado sus activos en el exterior, pasó sin pena ni gloria. Ni
siquiera fue flor de un día en los medios colombianos que han optado por darle
a este tema un bajo perfil que no se merece, hecho que nos empequeñece y nos
deja muy mal parqueados ante la opinión.
La gran pregunta es si
esta vez la Dian va a poder llegar al fondo de este asunto con las pocas
herramientas que tiene para poner a los posibles evasores en cintura. Debería
hacerlo esta vez, por una razón más que poderosa: porque de por medio esta la
legitimidad del régimen. Pagar impuestos supone no solo una contribución al
Estado que hacen los ciudadanos, sino un comportamiento ético que está
íntimamente ligado a la clase de democracia que tenemos. Pero además, si la
Dian no pone en cintura a quienes evaden, se le estaría dando un muy mal
mensaje a las miles de empresas que sí lo hacen y a los ciudadanos que pagamos
los impuestos con muchos esfuerzos.
Para construir país, no
se necesita que los estratos más favorecidos dejen atrás todos sus temores por
los cambios que se vienen si se firma la paz en La Habana. Basta con que paguen
sus impuestos.