El establecimiento
carcelario, a cargo del Distrito, cuenta con vigilancia privada, por lo que no
tiene nada que ver con el Inpec.
GERMÁN
CORCHO TRÓCHEZ Y WILLIAM COLINA PÁEZ.
EL HERALDO conoció
autorizaciones de salida otorgadas por exdirector de la cárcel El Bosque, con
beneficios por trabajo y remisiones. Solo los jueces pueden conceder este tipo
de licencias. Algunos de los fugados sufrieron atentados; a dos los mataron.
La captura en Santa
Marta del señalado cerebro de unas extorsiones que superan los $250 millones,
quien tenía vigente una medida de aseguramiento en la Cárcel Distrital de El
Bosque, fue el último de los casos conocidos de permisos irregulares otorgados a
internos de este penal.
Juan Camilo o Alejandro
José Estrada Amador, alias ‘el Chacal’, como la Fiscalía identificó al
sospechoso, fue detenido el pasado 10 de mayo en la redada del Gaula de la
Policía que dejó más de 30 personas detenidas en la Costa por cobros
extorsivos.
El Chacal es un sujeto
de alta peligrosidad, se había fugado de la Cárcel Distrital”, afirmó el
general Gonzalo Londoño Portela, comandante de la Policía Metropolitana en
Barranquilla, en la rueda de prensa en la que dio detalles de la operación.
Al igual que Estrada,
desde diciembre otros reclusos fueron sorprendidos en la calle por policías,
pese a tener a cuestas órdenes de detención en la Distrital. Pero no son los
únicos.
EL HERALDO conoció que
las autoridades tienen información sobre presuntas anomalías que en esa cárcel
facilitaron la fuga de, al menos, 15 internos. Algunos han sido recapturados
por nuevas investigaciones, como ‘el Chacal’; otros fueron víctimas de
atentados y a dos hasta los mataron.
Juan Camilo o Alejandro
Estrada, alias ‘el Chacal’; Carlos Alberto Ortiz Blanco, alias ‘Cachetes’ y
Diego Armando Niebles Bolívar.
DICIEMBRE Y “CALAMIDAD”
Agentes de la Sijín
pillaron el 8 de diciembre de 2015 a Diego Niebles Bolívar, procesado por
hurto, en un taxi rumbo al norte de Barranquilla.
El considerado líder de
la banda de atracadores ‘los Hipermegaplay’ justificó su presencia fuera de la
Distrital con un permiso para regresar al día siguiente.
Rusbel Martínez Villa,
entonces director de la cárcel, confirmó en su momento que dio el aval “a
través de una resolución de trabajo, ya que hace parte de un programa de
resocialización”, pero solo por “tres horas”.
Registros en poder de
la Fiscalía dan cuenta de que más de un recluso recibió ese mes autorización
para salir en días previos o posteriores a las fiestas de Velitas, Navidad y
Año Nuevo.
‘El Chacal’ fue uno. De
él no volvieron a saber después de que el 7 de diciembre saliera a las 8 de la
mañana a “comprar arroz, carne y otros insumos” para el rancho del penal.
“Debiendo regresar a las 12:00 horas del mismo día, mes y año”, consta en un
documento.
Una segunda fuga fue
protagonizada la tarde del pasado 22 de diciembre por Elkin Castro Gamarra,
sindicado de concierto para delinquir y tráfico de drogas. Este aprovechó un
traslado “a su domicilio por calamidad familiar”.
El guarda de la empresa
Delthac, encargado de la remisión, detalló en un informe que “se movilizaban en
un taxi, en la calle 38 con carrera 38, el interno, aprovechando una parada,
abrió la puerta del mismo y salió corriendo, abordó una moto, sin que le diera
tiempo de reaccionar”.
“ACTITUD DE SUPERACIÓN”
Otras similitudes son
los argumentos de los permisos. Un ejemplo son Estrada y Abel Moisés Ramos
Jiménez, este último en custodia de la Distrital desde el 1o. de agosto del año
pasado por porte ilegal de armas de fuego.
La dirección de la
cárcel argumentó que eran internos que han “venido demostrando interés y
actitud de superación” en sus procesos “de readaptación”. Y que en el tiempo
que llevaban allí se vincularon al programa de atención integral: Ramos,
primero, en labores de aseo y mantenimiento; luego coincidió con Estrada en el
rancho.
Ramos fue encargado de
adquirir insumos para preparar alimentos y el funcionamiento del restaurante:
estufas, horno, meses, sillas y otros. Por ello informó que necesitaba salir a
realizar una compra.
“Ante la necesidad
planteada por el interno, en aras de garantizar su derecho al trabajo, se
consideró preciso autorizar su salida para que adquiera los elementos
requeridos”, anotó para justificar el permiso. Este fue dado el 9 de marzo
anterior, de 2 a 4 de la tarde. Pero a la hora límite, como aconteció con
Estrada Amador, “no regresó”.
Una fuente dijo que
Niebles Bolívar salió como parte del mismo programa resocializador.
ATENTADOS Y MUERTES
La madrugada del lunes
4 de enero fueron acribillados a tiros dos jóvenes, de 19 y 18 años, en el
barrio Rebolo.
La indagación
preliminar de las autoridades arrojó que, cuando fueron baleados, departían
cerca de la residencia de un presunto integrante de ‘los Charoles’, banda
dedicada al microtráfico de estupefacientes en el suroriente de la ciudad.
En principio se creyó
que en la vivienda tenía casa por cárcel uno de los señalados jíbaros, pero
agentes de la Sijín establecieron que el atentado iba contra un ‘Charol’ con
detención vigente en la Distrital, que se salvó de las balas.
Cuatro fuentes
consultadas coincidieron en que esa misma suerte no la tuvieron otros dos
internos de El Bosque que recibieron permisos extramuros.
El 28 de marzo hubo un
capítulo parecido al de Rebolo, en San Roque: en horas de la madrugada, investigadores
de la Sijín llegaron al Hospital General y encontraron a Carlos Ortiz Blanco,
alias ‘Cachetes’, bajo vigilancia de patrulleros que habían evitado horas antes
que lo mataran.
“Solicitó protección
cuando se encontraba en el hospital con heridas producidas por arma
cortopunzante, las cuales fueron ocasionadas por una persona que intentaba
asesinarlo”, dice el informe de Policía Judicial allegado a la Fiscalía.
Ortiz estaba asegurado
desde junio de 2015 en la Distrital, por porte ilegal de armas y posesión de
estupefacientes, medida que no había sido revocada. De hecho, tenía una nueva
orden de captura por concierto para delinquir, homicidio, extorsión y uso de
menores para la comisión de delitos, la cual fue legalizada. Un juez decidió
enviarlo a la Cárcel Modelo.
MÁS CASOS
Un mes después de la
fuga de Castro, en la calle 38 con 38, la seguridad de los traslados de la
Distrital flaqueó de nuevo el 18 de enero, durante una remisión por una
presunta urgencia médica.
La comandancia de la
guardia de turno explicó a la dirección que ese día se comisionó a un guardia
para trasladar y custodiar hasta el Hospital General a Darwin Alberto Castillo
Cantillo, investigado por extorsión agravada en grado de tentativa.
“En donde este
(Castillo), antes de ingresar a dicho centro médico, en una maniobra
distractora, aprovechó y se evadió, sin dar oportunidad de impedirlo. Por lo
cual de inmediato procedimos a adelantar la búsqueda de este, sin obtener
resultados favorables”, reportó la comandancia.
Entre otras de las no
menos de 15 fugas descubiertas están las de tres condenados, dos por concierto
para delinquir y uno por extorsión.
También se conoció el
caso de un expolicía preso por homicidio, quien resultó herido en noviembre durante
un atraco. Su evasión fue conocida solo después de que ingresó al Hospital
General. Lo insólito es que, a pesar de la condena que no ha terminado de
purgar y la fuga, un juez le concedió detención domiciliaria.
Aunque no tienen bajo
su responsabilidad este recinto, un funcionario de la Regional Norte del
Instituto Penitenciario y Carcelario, Inpec, recordó que “la ley prohíbe” que
los directores de cárceles concedan permisos extramuros a sindicados o
investigados, por tratarse de una facultad “del juez de conocimiento a cargo
del proceso”. En el caso de los condenados, los jueces de penas y medidas son
los que están facultados.
Lo mismo sucede en
situaciones de enfermedad grave o la muerte de un familiar, dentro del segundo
grado de consanguinidad, primero de afinidad y primero civil, es decir, padres,
hijos y hermanos; esposa o hijos adoptados.
EL HERALDO conoció que
en recientes comités de evaluación del Sistema Penal Acusatorio en Barranquilla
concluyeron que la situación detectada en la Distrital “contribuye a que haya
una mayor sensación de inseguridad y de permisividad ante el delito”, dijo un
funcionario que ha participado de estas.
COTEJARON HUELLAS
La fuente advirtió que
las posibles irregularidades llegaron a tal punto que fue necesario pedir apoyo
de la Registraduría y del Inpec con el fin de obtener un registro fehaciente de
la población de internos y verificar si las huellas tomadas a cada uno
correspondían con sus registros.
Por estos hechos las
pesquisas están enfocadas, ahora, a determinar si hubo pagos de dinero por
parte de reclusos a cambio de beneficios sin que mediara el criterio de un
juez.