D Semana
“La victoria tiene
muchos padres y la derrota es huérfana”, dijo alguna vez John F. Kennedy. Ahora
que el presidente Juan Manuel Santos logró cuatro años más de gobierno, los
múltiples artífices de su triunfo electoral buscan sus recompensas. El premio
más atractivo el gabinete. Pero como todo
el mundo quiere y no
todos caben, habrá vencedores y vencidos. El mayor esfuerzo reeleccionista lo
hicieron los partidos Liberal, de la U y Cambio Radical. A eso se sumaron los
verdes y la izquierda. ¿Cómo los recompensará Santos en un gabinete donde solo
caben 16 personas?
Por ese interrogante la
gabinetología está de moda. Las especulaciones sobre los nuevos ministros
crecen en los círculos políticos. Y aunque quizá ni el presidente Santos sabe
cómo quedará su equipo de gobierno para el segundo mandato, hay realidades que
permiten hacer cábalas. Lo primero que él tendrá que definir es cuántos
ministros mantendrán el puesto. El 7 de agosto todos presentarán renuncia
protocolaria, pero a algunos no se les aceptará. Eso va a depender de la
representatividad política, de cuánto tiempo llevan en el cargo y de qué tan de
vida o muerte son las gestiones que están adelantando.
Dentro de esos
parámetros es probable la ratificación del ministro de Hacienda, Mauricio
Cárdenas. Con la economía creciendo por encima del 6 por ciento trimestral y su
aspiración de ser alcalde de Bogotá lo lógico es que permanezca en el cargo
hasta que arranque en firme la campaña para reemplazar a Gustavo Petro. Por
otra parte ha circulado el rumor de que después de la primera vuelta Santos
negoció con el Partido Conservador que ese ministerio quedaría en manos de esa
colectividad.
También se cree que
Alfonso Gómez Mendez seguirá en Justicia. Aunque aspira a ser ministro del
Interior y precandidato a la Presidencia en 2018, su peso político y su
conocimiento de la rama judicial le sirven al presidente. Amylkar Acosta en
Minas podría convertirse en otro sobreviviente. Más asociado con la política de
La Guajira que con la tecnocracia, el veterano congresista ha resultado una
revelación. Fuera de eso está recién nombrado y representa a la costa Caribe.
Otro que se quedaría es Luis Felipe Henao en Vivienda. Como es de Cambio
Radical, quedaría bajo la batuta de su jefe Germán Vargas. Además, como
ministro, Henao ha pasado de lejos el examen.
Se calcula que no menos
de tres y no más de cinco ministros permanecerán en sus cargos. Si es así, las
otras 12 o 13 carteras deben repartirse entre los que conforman la nueva
coalición de gobierno. El Ministerio del Interior, el de la política, es uno de
los premios mayores. Por eso se dice que Santos le podría dar ese cargo a Juan
Fernando Cristo. Este, además de haber renunciado a su curul para ayudar en la
campaña es un general de tres soles del Partido Liberal. Sobre el actual
ministro, Aurelio Iragorri, se ha dicho que podría pasar de esa cartera a la de
Agricultura. Tiene el problema, sin embargo, de que al apagar el incendio del
paro agrario para algunos hizo demasiadas concesiones y para otros demasiado
pocas. Otra posibilidad más realista para el delfín popayanejo sería la
dirección del Departamento de Prosperidad Social. La entidad maneja muchos
recursos y le abriría el camino a la Gobernación del Cauca donde los votos de
su padre, Aurelio Iragorri Hormaza, quedaron sin dueño desde que renunció al
Senado para no inhabilitarlo.
De Agricultura lo único que se sabe es que el
actual ministro, Rubén Darío Lizarralde, ha encontrado ingrato el cargo y tiene
ganas de irse. El nombre de su sucesor despierta expectativa, pues ese
ministerio será clave en el posconflicto y contará con muchos recursos. El
Ministerio de Educación también quedará vacante. La actual ministra, María
Fernanda Campo, considera cumplida su misión después de que su labor fue
reconocida por el foro de la Ocde en Japón esta semana. Para reemplazarla suena
insistentemente Gina Parody, que es hoy una de las personas más próximas a
Santos. Fue la única persona, aparte de la familia presidencial, que lo
acompañó a los últimos debates. Como demostró en el Sena ser una funcionaria
ejecutiva y competente, seguramente acabará en la mesa ministerial, ya sea en
Educación o en Comercio Exterior. Se dice que al presidente le gustaría tenerla
en la Casa de Nariño, pero ella quiere algo más. Se ha publicado que los verdes
han pedido la cartera de Educación para Antanas Mockus, pero él ya no es muy
verde y parece más interesado en contribuir a la paz que en el camello de
manejar a Fecode.
Para el Ministerio de
Comercio Exterior se ha mencionado el nombre de Juan José Echavarría pues fue
viceministro de esa cartera cuando el titular era Santos. Sin embargo,
Echavarría aspira a Hacienda y no es descartable que prefiera esperar al retiro
de Mauricio Cárdenas. Simón Gaviria también pisa duro en el sonajero para
Hacienda no solo por su padre sino por su propio papel como escudero del
presidente en el Congreso. Todo el mundo lo reconoce como un operador político
eficaz, pero él quiere demostrar que le cabe el país en la cabeza. Se graduó en
la Universidad de Pensilvania, una de las más prestigiosas de Estados Unidos, y
trabajó dos años en el mundo de las altas finanzas en J.P Morgan. Con esos
antecedentes, quiere un cargo de poder en el manejo de la economía y las
finanzas nacionales. La dirección de Planeación Nacional, que con rango
ministerial diseña el presupuesto, llenaría esos requisitos.
Está pactado que la
cartera de Transporte será igualmente responsabilidad de Germán Vargas. Esto
hace pensar que será ocupada por un miembro de Cambio Radical, aunque no se
sabe quién. En todo caso, el que llegue contará con cerca de 50 billones de
pesos, que probablemente es la suma más alta que haya recibido cualquier
ministro en la historia de Colombia.
Sobre el Ministerio de Comunicaciones
(Mintic), la ampliación de la cobertura de internet que hizo Diego Molano ha
sido casi revolucionaria. Tanto que el presidente se refirió a él como “el
Falcao del gabinete”. Aunque eso le gustaría a Santos no se sabe si sus
compromisos se lo permitan. Respecto a los ministerios de Salud, Cultura y
Medio Ambiente no se ha sabido mucho. Sobre el de Trabajo solo se menciona que
podría ser David Luna.
Los otros premios
gordos son la Cancillería y el Ministerio de Defensa. María Ángela Holguín,
cansada de pasar la mitad del año viajando y durmiendo en hoteles, ha sido
aceptada en un prestigioso programa de la Universidad de Harvard. Desde hace
algún tiempo tenía ganas de irse, pero el presidente la convenció de que lo acompañara
hasta el 7 de agosto. Ese ministerio lo quiere todo el mundo. Para ocuparlo
suenan nombres tan disímiles como los de Gabriel Silva, Manuel José Cepeda,
Orlando Sardi, Sergio Díaz-Granados, Juan Fernando Cristo y Fernando Carrillo.
Tres de estos (Silva, Cepeda, Carrillo) son gaviristas pura sangre. Sardi, por
su parte, fue clave en la campaña. Cristo probablemente va para el Interior.
Díaz-Granados tendría la doble ventaja de representar a la costa y al Partido
de la U, del cual es presidente. Además de esas credenciales, como ministro de
Comercio Exterior negoció varios TLC y
como exparlamentario tiene experiencia en el manejo del Congreso.
El Ministerio de
Defensa puede ser el más difícil de llenar. A Juan Carlos Pinzón le tocó hacer
el papel del malo durante el proceso de paz para satisfacer a la derecha,
mientras Santos se acercaba a la izquierda. No obstante, lleva casi 20 años
trabajando al lado del presidente y se considera que su papel de mano dura
contra la guerrilla puede haber cumplido un ciclo. Para los meses finales de la
negociación se requeriría un tono más bajo. El nombre del general Óscar Naranjo
ha estado sobre el tapete, pero, dadas las rivalidades entre el Ejército y la
Policía, no parece viable. Esa cartera hoy está en manos de los civiles, pero
es muy difícil encontrar a alguien con experiencia en esa materia. Ni los
empresarios ni los políticos saben manejar soldados, y en medio de las
negociaciones de paz con la guerrilla pocas responsabilidades son tan
importantes como el manejo de los asuntos castrenses.
La gabinetología es una
ciencia tan incierta como la de las encuestas y el margen de error es alto. Tal
vez ni el propio presidente de la República haya tomado una decisión final
sobre el tema. Cuadrar a todos los micos para esa foto es bastante difícil,
pero no faltan muchos días para que se sepa cuál será la selección de Santos
para el segundo tiempo