D El espectador
El pasado 2 de junio,
Íngrid Torres se convirtió en la piedra angular para resolver el atroz crimen
de Félix Horacio García Vargas, el fiscal que apareció descuartizado un día
después en tres maletas en la carretera Medellín-Bogotá. Por su testimonio las
autoridades encontraron el sitio donde García Vargas fue golpeado y torturado:
el propio apartamento de la joven Torres, ubicado en la urbanización Prado de
Villanueva, en el centro de la capital antioqueña. Su inquilino, Andrés Fabián
Moreno Barroso, habría utilizado el inmueble junto con Carlos Andrés Mayo para
mantener en cautiverio al fiscal y obligarlo a dar las claves de sus tarjetas.
Le robaron $1.090.000.
“Pude observar que
Andrés estaba en la habitación en compañía de otro sujeto (...) y ambos tenían
a un señor amarrado y con la boca tapada y le decían que colaborara con las
claves de las tarjetas. Le quitaron el trapo de la boca y este señor les decía
que por favor no lo fueran a matar, que él tenía una hija, y Andrés junto con
este otro sujeto le seguían insistiendo que colaborara con las claves de todas
las tarjetas, hasta que este señor les dio las claves”, relató Íngrid Torres en
la denuncia interpuesta ante la Fiscalía. Ese señor al que ella se refirió era
el fiscal Félix Horacio García, quien estuvo desaparecido desde el 31 de mayo
de 2014. Fue ese mismo día cuando Íngrid, también amenazada con un arma en su
cabeza por un tercer sujeto, vio el maltrato al que fue sometido el fiscal.
“Le dije a este sujeto
que por favor me dejara ir al baño, me llevó y me dijo que no fuera a cerrar la
puerta. Una vez terminé de hacer mi necesidad, vi cuando a este señor le
taparon nuevamente la boca, lo tiraron al piso y el sujeto que estaba en
compañía de Andrés le puso un almohada en el rostro tratando de asfixiarlo.
Andrés le dijo al sujeto que me estaba apuntando a mí que le pasara el arma, ya
que el señor no se había muerto, el arma tenía como un silenciador, y que
entonces tocaba meterle un tiro. Andrés cogió el arma, pero no pude ver dónde
le pegó el tiro”, relató la joven. Y agregó que también había oído cuando
Andrés y el otro sujeto le preguntaron al fiscal si tenía fincas. De hecho, fue
por estos detalles que a los implicados les abrieron investigación también por
secuestro extorsivo agravado, además de homicidio y hurto calificado.
Al verse en medio de
esta situación, Íngrid le empezó a reclamar a su inquilino y a preguntarle por
qué había hecho eso y por qué había abusado de su confianza. A lo que Andrés,
como si no estuviera cometiendo un crimen, le responde que debía desocupar el
apartamento y que debía ir a esperar a Claudia, la otra compañera con la que
compartían la vivienda. Eso sí, con la clara advertencia de que no podía
contarle nada. Cuando Claudia llegó, Íngrid trató de convencerla para ir a comerse
un ‘chuzo’, pero ella se negó. Luego le preguntó si Andrés había pagado el
arriendo, ante lo cual Íngrid le dijo que no. Entonces Claudia se dispuso a
subir al apartamento, pero Íngrid sugirió que lo llamaran. Él bajó y le explicó
a Claudia que “no le habían entregado el computador de un carro, el cual él
estaba arreglando, que apenas le dieran esa plata, de ese arreglo él nos daba
la plata del arriendo”.
Después él las invitó a
subir al apartamento. “Cuando subimos los tres por el ascensor, él me hacía
señas con las manos de que no le fuera a decir nada a mi amiga. Cuando abrimos
la puerta del apartamento, olía a puro cloro y Andrés le dijo a mi amiga que
había alquilado una lavadora y se le había soltado una manguera, por eso olía a
Límpido. Es de agregar que sus amigos ya no estaban en el apartamento, Andrés
me hizo señas de que no fuera a dejar abrir la puerta de la habitación de él y
salió”. Precisamente, luego de la denuncia de Íngrid y de una llamada hecha por
un vecino a la línea 123, las autoridades allanaron el apartamento y
encontraron en la habitación de Andrés un hacha y un serrucho, herramientas con
las que se presume habrían torturado a Félix Horacio García.
Además se hallaron
manchas de sangre en otras zonas del apartamento, el carné que acreditaba a la
víctima como funcionario de la Fiscalía y otros 20 elementos que apuntan a que
él pudo haber sido asesinado en el inmueble de Íngrid. Por estos hechos está
capturado el estudiante de derecho Carlos Andrés Mayo Ibargüen, de 32 años,
quien el pasado 4 de junio fue cobijado con medida de aseguramiento, porque un
testigo lo identificó de haber sido uno de los captores. Mayo fue capturado en
otro de los apartamentos del conjunto Prado de Villanueva. Él estaba bajo
prisión domiciliaria —que claramente violó— por el delito de hurto calificado.
Por su parte, Andrés Fabián Moreno está prófugo de la justicia y por
información de su paradero las autoridades ofrecieron $20 millones.
mrincon@elespectador.com