El 25 de mayo de 2010,
en la cárcel La Modelo de Bogotá, se generó un incendio que acabó con la vida
de Ricardo Ortiz Ortiz, quien estaba a dos días de recuperar su libertad.
El país se despertó con
la trágica noticia de un incendio en la cárcel La Modelo de Bogotá. La noche
anterior, en medio de un motín, los internos del pabellón 2B le prendieron
fuego a colchonetas y sábanas para impedir el traslado de uno de sus
compañeros. Las llamas se propagaron en cuestión de minutos y para cuando los
guardias pudieron intervenir el saldo era de 14 reclusos heridos y 3 muertos.
Uno de ellos era
Ricardo Ortiz Ortiz, a quien el humo le asfixió, literalmente, la vida que le
esperaba fuera de las rejas: el 27 de mayo recuperaría su libertad. Hechos por
los cuales el Tribunal Administrativo de Cundinamarca halló responsable al
Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec) y ordenó que se
indemnizara a la compañera de Ricardo con $106 millones.
Esta corporación
consideró que el Inpec cometió una falla en el servicio porque omitió “el
cumplimiento de su obligación de seguridad y protección respecto de los
reclusos que se encuentran a su cargo, omisión que presuntamente desencadenó el
deceso del señor Ricardo Ortiz”. Es decir, para el Tribunal esta institución es
responsable porque al no reaccionar a tiempo ante el motín –que duró cuatro
horas– incumplió su deber de garantizar la integridad de los internos.
Además, en el informe
rendido por un miembro del Inpec se explica que cuando se va a realizar el
traslado de un recluso, sus compañeros “manifiestan que no dejan sacar al
interno del patio y se cubren el rostro y amenazan con armas blancas y
contundentes, procedieron a asegurar las rejas de ingreso a los pasillos del
segundo piso con sábanas, prendiendo fuego a las colchonetas e instalaciones
del pasillo”. Según el entonces director del Inpec, coronel (r) Carlos
Barragán, sus guardias fueron atacados “con elementos incendiarios” cuando
intentaban detener el motín.
Para el Tribunal, el
hecho de que los reclusos tuvieran dentro de sus celdas elementos con los
cuales pudieran prender fuego en la cárcel “demuestra irregularidades dentro
del establecimiento carcelario que pusieron en peligro la vida de los
internos”. Y agrega: “Lo que en efecto sucedió, cobrando la vida de uno de
ellos”. Según el dictamen de Medicina Legal, Ricardo murió a causa de una
asfixia sufrida por la sofocación que le provocó la inhalación de humo.