Colombia lanzó un
programa para ofertar 98 bloques exploratorios de petróleo.
El ministro de minas y
Energía, Amylkar Acosta, anunció hace pocos días que Colombia tiene reservas de
petróleo solo para 6,6 años. Es decir, ya no son los siete años de
autosuficiencia que se mantuvieron durante mucho tiempo, lo que indica que se
acerca el día en que el país se puede convertir en un importador de
hidrocarburos.
Aunque el gobierno
insiste en que los últimos siete años el incremento en las reservas ha sido de
más del 80 por ciento –hoy están en 2.447 millones de barriles- este inventario
se está agotando a mayor velocidad.
Por esto Colombia está
en una carrera por encontrar nuevos recursos energéticos. La Agencia Nacional
de Hidrocarburos (ANH) lanzó la Ronda Colombia 2014, un programa por medio del
cual ofertará 98 bloques exploratorios que cubren 18 millones de hectáreas. Se
espera recibir una inversión adicional en el sector por 2.600 millones de
dólares con la participación de empresas nacionales y extranjeras.
El próximo 23 de julio
las compañías nacionales y extranjeras decidirán a qué proyectos se apuntan.
Hasta el momento, 46 empresas solicitaron información de los bloques ofertados.
Hay interés de grandes petroleras como Shell, Total, Mansarovar, Marathon,
Anadarko y Petrogal, Statoil, entre otras.
Si bien cerca de la
mitad de los bloques ofertados corresponde a hidrocarburos convencionales, a
diferencia de las rondas anteriores, la gran apuesta está en el petróleo y el
gas no convencional (shale oil y shale gas).
Los no convencionales
son los que están a mayores profundidades, atrapados en rocas de esquisto y que
requieren cuantiosas inversiones y tecnologías de punta. Del total de bloques
que se ofertarán, 18 corresponden a esta categoría. Se encuentran en el
Magdalena Medio, Llanos Orientales, Catatumbo y los departamentos de Cesar y
Putumayo. Compañías petroleras como Ecopetrol, ExxonMobil y Shell, son las más
interesadas en estos yacimientos.
La exploración de estos
hidrocarburos viene precedida de una gran polémica por el posible impacto
negativo en el medio ambiente, a raíz de algunos hechos desafortunados
ocurridos en Estados Unidos, el principal productor de shale gas. Sin embargo,
en ese país ha provocado una verdadera revolución en el sector energético.
Estados Unidos pasó de importador a exportador de gas. Actualmente cerca del 40
por ciento de la producción de gas en esta nación corresponde al shale.
Pero, además de los no
convencionales, la otra gran apuesta de Colombia es el petróleo y gas off shore
(costa afuera), para lo cual se subastarán 19 bloques ubicados en las costas
Atlántica y Pacífica.
El director de la ANH,
Javier Betancourt, anunció en el Congreso Internacional de Minería y Petróleo,
realizado en Cartagena, que, en un escenario base, Colombia tiene el potencial
de agregar más de 10.000 millones de barriles de crudo en los próximos 20 años
con estos nuevos descubrimientos. Siendo más optimista, el país podría
incorporar más del doble de estas reservas. En gas también se duplicarían las
reservas que pasarían de cinco a 11 tera pies cúbicos. “Colombia es el tercer
país de Suramérica, después de Argentina y Brasil, con el mayor potencial de
yacimientos de ‘shale’ gas y ‘shale’ oil”, dice Betancurt.
El gobierno aprobó
algunas normas regulatorias y trabaja en las normas técnicas para permitir
explotar estos hidrocarburos. Concretamente, el Ministerio del Medio Ambiente
prepara la reglamentación sobre el tema. Las mayores dudas están en el impacto
en las aguas subterráneas y superficiales así como en el uso de materiales
radioactivos y las microsismicidades. La tecnología no convencional requiere
fracturar las rocas con agua a alta presión e inyectar grandes cantidades de
vapor y químicos para que los líquidos fluyan a la superficie.
Pero aunque el gobierno
presenta un panorama optimista, la industria petrolera mantiene sus reservas
frente a los nuevos descubrimientos debido a los obstáculos que se han
presentado en los últimos años.
El presidente de la
Asociación Colombiana del Petróleo (ACP), Alejandro Martínez, dice que para
acelerar la búsqueda de reservas es necesario que el gobierno agilice la
expedición de licencias ambientales, que demoran hasta 16 meses. La otra gran
preocupación son las protestas de las comunidades que en varias ocasiones han
interrumpido la producción y el transporte de crudo. Uno de los casos más
recientes es la parálisis durante casi dos meses del oleoducto Caño Limón
Coveñas por parte de la comunidad U’wa.
A ello se suman los
atentados a la infraestructura petrolera que están en ascenso. Solo el año
pasado se registraron 230, lo que se convierte en un factor desestabilizador
para el sector.
Pero Colombia, el
cuarto productor de petróleo de América Latina después de Venezuela, México y
Brasil, no solo tiene que eliminar estos obstáculos internos sino que tiene que
volverse más competitivo para estar en el radar petrolero mundial. El tema es
crucial en momentos en que la mayoría de países de la región están haciendo
grandes esfuerzos para atraer inversión extranjera.
En el mundo hay más de
3.000 bloques petroleros que están en oferta y en ese escenario compiten todas
las naciones. Así quedó demostrado en la conferencia sobre energía realizada en
La Jolla (California), a instancias del Instituto de las Américas.
Este fue el escenario
propicio para que varios países presentaran los planes para atraer inversión.
Uno de esos casos es México, que después de 75 años de haber nacionalizado su
industria petrolera decidió abrir sus puertas al capital privado y extranjero.
La reforma al sector de hidrocarburos permite que Petróleos Mexicanos (Pemex),
el gigante de la industria azteca, firme contratos de producción y utilidad
compartida. México produce 2,5 millones de barriles de crudo al día y tiene
reservas equivalentes (crudo y gas) de 10.300 millones de barriles.Brasil, por
su parte, tiene la mira puesta en las gigantescas reservas del Presal
(a cinco kilómetros de
la superficie del mar bajo una gran capa de sal), que podrían producir 1.400
millones de barriles diarios. A finales del año pasado realizó una subasta en
la que ganó un consorcio conformado por cinco multinacionales que explorarán
esta reserva junto con Petrobras.
Argentina, que tiene
reservas por 2.800 millones de barriles, está pendiente del yacimiento Vaca
Muerta que sería la segunda reserva no convencional del mundo, después de
Estados Unidos. La producción gaucha es de 540.000 barriles de crudo al día.
En Ecuador hay un gran
debate por el ingreso de inversionistas chinos que harán trabajos de
exploración en una zona de la Amazonia declarada como una de las regiones más
biodiversas del planeta.
Como se ve el panorama,
Colombia no se puede dar el lujo de que sus recursos se agoten rápidamente porque
son vitales para los municipios y departamentos productores y para la economía
en general.
Si bien el país ha
estado muy activo en la exploración de nuevos pozos-el año pasado se perforaron
115 y para este año se prevén cerca de 150-, la verdad es que varias compañías
están ‘raspando la olla’. Es decir, están sacando hasta la última gota de crudo
de pozos ya maduros. Otras están explorando crudos pesados, más difíciles y
costosos de sacar a la superficie.
El impacto del sector
de hidrocarburos en la economía es grande pues representa el 55 por ciento de
las exportaciones totales, y recibe el 33 por ciento de la inversión extranjera
directa que llega al país. Adicionalmente, entre impuestos, dividendos y
regalías cada año esta actividad le gira a la Nación alrededor de 33 billones
de pesos. La dependencia de las regiones productoras es mayor ya que anualmente
reciben más de 9 billones de pesos. Esto explica por qué la carrera energética
es un asunto prioritario para el país y para quien sea que llegue a la Casa de Nariño
el próximo 7 de agosto.
“Colombia
es el tercer país de Suramérica, después de Argentina y Brasil, con el mayor
potencial de yacimientos de ‘shale gas’