De José Gilberto Diaz Pardo
Las miserables ratas de
alcantarilla permanecen siempre al
asecho, no obstante su clara y diáfana ignorancia, matizada con una buena dosis
de terquedad, no les permite ni en la
más mínima posibilidad, ser visibles, o tener una pizca de suerte si va al
caso, en sus maquiavélicas intenciones de hacer daño a quien con generosidad,
respeto y solidaridad proporcionó trozos de queso entre otros sustentos, amén
del apoyo incondicional en muchas oportunidades, que eran totalmente ajenas por
no decir esquivas a seres que expelen, odio, rencor, envidia, mentira; pero que
esa oportunidad en algún momento fue componente vital, para poder contribuir
con la supuesta rehabilitación, de alguien que en verdad es
causa perdida.
Hoy su retribución, es
precisamente atacar lo más preciado para un ser humano, que se respete, que
tiene claro que el bastión de la sociedad es la familia, no importa su estrato
social o condición política religiosa o social MI FAMILIA,MI ESPOSA.
Si bien es cierto que
han existido diferencias en la unión matrimonial, también existen grandes
deferencias, que unifican más que las primeras, por lo tanto públicamente
reitero mi incondicional apoyo y respaldo en todo sentido a la Lic. BERENICE CHACON DE
DIAZ, la madre de mis tres hijos, quien
me ha acompañado por cerca de cuatro
décadas, en las buenas y en las malas, quien lleva más de cuarenta años
formando valores, y no es precisamente por una necesidad. Profesionales que hoy
en día prestan sus servicios a la sociedad en diferentes áreas y que en otrora fueron sus alumnos, reconocen
que es por vocación y profesionalismo y no se puede permitir que una excelente imagen, como profesional, mujer, madre
abuela y esposa, a causa de una pataleta de un ser malcriado, quien está
encarnizando, con menoscabar el prestigio y la buena honra de quien ha sido por muchos años faro en la educación, cultura folclor como lo es Berenice Chacón de
Diaz.
No ocurriera esta nota, de no ser que la licenciada BERENICE CHACON DE
DIAZ y el Suscrito además de ser esposos, somos personas públicas por nuestras
profesiones, de lo contrario no le
hubiese dado la más mínima importancia a algo sucio rastrero o pueril.
Pero nuestra condición anotada anteriormente
de una parte y la otra el respeto que profesamos a una comunidad que desde hace décadas nos ha visto luchar codo a
codo precisamente, por la construcción de valores en nuestra juventud, entre
otras muchas actividades lícitas y que siempre han ido de la mano con los
buenos modales, respeto, consideración elementos que tanta falta le hace a unos pocos
seres de baja prosapia; me he dado a tarea de escribir este texto, no sin antes
agradecer su amable atención
Gracias.