El exjefe de operaciones de la polémica
Brigada 15 en Norte de Santander fue sentenciado a más de 35 años de prisión
por el asesinato de un moto taxista. El oficial (r) también es investigado por
los falsos positivos de Soacha
Por:
Santiago Martínez Hernández.
Después de que
estallara en 2008 el escándalo de las ejecuciones extrajudiciales y se
denunciara que las investigaciones contra los miembros del Ejército avanzaban a
paso lento, el pasado 10 de marzo un juez penal del circuito especializado de
descongestión en Cúcuta condenó a más de 35 años de prisión al coronel (r)
Gabriel de Jesús Rincón Amado, exjefe de operaciones de la polémica Brigada 15
en Ocaña (Norte de Santander), recordada por ser el epicentro de las denuncias
por falsos positivos. La sentencia contra el oficial (r) es por el homicidio de
Luis Antonio Sánchez Guerrero, un mototaxista que fue asesinado el 16 de abril
de 2007 y fue presentado como ‘hombre muerto en combate’.
El coronel (r) Rincón
se convierte entonces en uno de los primeros altos mandos de la región en ser
condenado por las ejecuciones extrajudiciales que se dieron en Ocaña entre 2006
y 2008. Y es que este hombre también está siendo procesado caso más
representativo de los falsos positivos: el asesinato de 11 jóvenes de Soacha
que fueron engañados y llevados hasta este departamento para luego ser
presentados como guerrilleros muertos en combate. Rincón Amado es señalado por
la Fiscalía y la justicia de ser uno de los jefes de una alianza criminal entre
oficiales del Ejército y paramilitares que se unieron para matar civiles y
entregar falsos resultados operacionales, a cambio de permitir que bandas
criminales actuaran sin control alguno de la ley.
La muerte de Luis
Antonio Sánchez es una clara muestra de cómo funcionaba este grupo criminal
denominado ‘Casa Grande’, que estaba bajo el mando de un temido jefe
paramilitar conocido por el alias de ‘Leo’ o ‘Manuel’. Sánchez fue asesinado en
un sendero ecológico de la reserva natural Hormigueo de Torcoroma, ubicado en
la vereda Agua de la Virgen (Ocaña). Fue Nancy María Sánchez, su compañera
sentimental, quien denunció los hechos ya que ella aseguraba la víctima no era
más que un mototaxista disfrazado de guerrillero. Esta versión fue corroborada
por Michael Hermides Felizola, el dueño de la moto con la que Sánchez
trabajaba.
Entre las pruebas más
significativas que aprobó el juez, están los testimonios de Jhon Jairo Pabón
Vega, alias ‘Loquillo’, y el cabo Carlos Eduardo Mora, este último recordado
por se quien destapó el escándalo de los falsos positivos en el país. Ambos
hombres manifestaron que Sánchez fue uno de los tantos ‘regalos’ que hicieron
los paramilitares al Ejército. En un principio la Brigada 15 presentó
documentos falsos que acreditaban una supuesta operación ordenada por el
coronel (r) Rincón y liderada por el capitán (r) Dadalier Jacome Rivera en la
vereda Aguas de la Virgen. Sin embargo, los investigadores lograron determinar
que todo fue planeado con la ayuda de la asesora jurídica de la brigada, Leidy
Andrea Suárez, quien les decía “ideas de cómo cuadrar el teatro del crimen para
mostrarle a la Fiscalía o al CTI un supuesto combate”.
Toda la investigación
tomó rumbo después de escuchar las declaraciones del cabo Mora, quien manifestó
que el día de los hechos él se había quedado de encontrar con ‘Loquillo’ ya que
en esa época el desarrollaba labores de inteligencia para desarticular las
bandas criminales de la región. Dicho encuentro jamás se realizó ya que el
desmovilizado le contaría después a Mora que esa noche habían asesinado a otro
civil que iba a ser presentado como un guerrillero muerto en combate. Esta
versión fue confirmada por ‘Loquillo’, quien en una de sus indagatorias terminó
por esclarecer que sucedió esa noche.
Según le relató
‘Loquillo’ a las autoridades, Sánchez Guerrero cayó en manos de la Casa Grande
ya que encajaba en el perfil de los elegidos: delincuentes o personas que
dijeran ser de la organización. “Yo le comuniqué a ‘Leo’ que había un muchacho
dando lora, diciendo que era ‘paraco’. ‘Leo’ me dijo que lo dejáramos quietico
para después legalizarlo (...) Ese día (16 de abril de 2007) yo le pedí una
carrera y le dije que me llevara hasta el barrio la Gloria (…) Fue cuando alias
‘Eduardo y ‘Giovanny’ atravesaron un carro, lo bajaron de la moto y lo montaron
al carro, y se dirigieron hacía la vía de Aguas de la Virgen. Ahí los estaba
esperando el sargento Rafael Urbano Muñoz, alias ‘Hitler’”, aseguró el
desmovilizado. Este último oficial ya fue condenado por falsos positivos y es
señalado de ser el responsable de la ejecución de decenas de personas.
‘Loquillo’ agregó que
él mismo le entregó a ‘Hitler’ el arma Sig Sauer 9 milímetros, los nueve
cartuchos y la granada de fragmentación IM26, para hacerlo pasar como
guerrillero. En cuanto a la moto, dijo que le quitaron las placas y la mandaron
a otro municipio cercano. Tanto ‘Loquillo’ como el cabo Mora, señalaron al
sargento Urbano Muñoz de ser el contacto entre la cúpula militar de la Brigada
15 y comandante paramilitar alias ‘Leo’. Para el juez la responsabilidad del
coronel (r) Rincón Amado es clara, era quien daba las órdenes de realizar los
‘operativos’ para ejecutar a los ‘regalos que les enviaban los paramilitares a cambio
de dejarlos delinquir.
Cabe recordar que en
octubre del año pasado la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH)
decretó medidas cautelares para el cabo Mora, después de que denunciara que en
su contra continuaba la persecución por parte de los militares implicados en el
proceso de los falso positivos de Soacha –entre ellos el coronel (r) Rincón y
el coronel (r) Santiago Herrera, comandante de la Brigada 15 para la época de
los hechos–. Y es que según le dijo Mora a la CIDH, los oficiales (r) que
fueron destituidos por Álvaro Uribe Vélez en 2008 junto a otros 25 militares,
le dijeron que atentarían contra su vida y la de su familia por “ser un sapo de
inteligencia”.