En concreto eran cuatro
italianos, dos filipinos, dos marroquíes, un moldavo, un colombiano, un
nigeriano y uno de Sierra Leona.
De Kelly Cabana
El papa Francisco dijo
este jueves, durante su visita a la prisión romana "Regina Coeli",
que una pena debe estar abierta a la reinserción, por lo que la condena a
muerte "no es ni humana ni cristiana".
"Cada pena debe
estar abierta al horizonte de la esperanza. Por esto no es humana ni cristiana
la pena de muerta. Cada pena debe ser abierta a la esperanza, a la
reinserción", señaló ante los presos y funcionarios al término de su
visita a la cárcel, donde ofició la misa de Jueves Santo.
"No hay ninguna pena
justa sin que se abra a la esperanza. Una pena que no conlleve esperanza no es
cristiana, ¡no es humana!", exclamó Francisco.
El papa, emulando a
Jesús de Nazaret en la "Última Cena", lavó los pies a doce personas,
en este caso presos provenientes de distintas partes del mundo y de diferentes
confesiones religiosas.
En concreto eran cuatro
italianos, dos filipinos, dos marroquíes, un moldavo, un colombiano, un
nigeriano y uno de Sierra Leona. Eran católicos, dos musulmanes, uno era
cristiano ortodoxo y otro budista, informó el Vaticano.
Ante cada uno de ellos
el pontífice se arrodilló y, con una jofaina y una palangana de plata, lavó y
besó sus pies.
Durante la misa
profundizó ante los presos en el pasaje bíblico que narra cuando Jesús lavó los
pies a sus discípulos, "una labor de esclavo" con el que Cristo,
apuntó, "quiere darnos un ejemplo de cómo debemos servirnos los unos a los
otros".
Señaló que "Jesús
dio la vuelta a un hábito histórico y cultural de aquella época" y dictó
con su gesto que "un buen jefe, sea donde sea, debe servir".
"Yo pienso muchas
veces (...) que si muchos reyes, emperadores, jefes de Estado hubieran
comprendido la enseñanza de Jesús y, en vez de mandar, de ser crueles, de
asesinar a la gente, hubieran hecho esto, ¡cuántas guerras se habrían
evitado!", exclamó.
El papa recomendó el
"servicio" aunque haya "gente que no facilita esta actitud,
soberbia, odiosa, gente que quizá desea el mal", pero puntualizó que
"estamos llamados a servirles aún más".
"Hoy yo, que soy
un pecador como vosotros, pero represento a Jesús, soy embajador de Jesús. Hoy,
cuando me arrodillo ante cada uno de vosotros, pensad: 'Jesús ha arriesgado a
este hombre, un pecador, para venir a mi y decirme que me ama'",
recomendó.
Durante la misa, en el
momento de dar la paz entre los fieles, el papa dijo que, probablemente, cada
uno de los presos o de los funcionarios tienen en sus corazones
"sentimientos contradictorios".
"Es fácil estar en
paz con aquellos a quienes queremos y con los que nos procuran el bien; pero no
es fácil estarlo con quienes nos han perjudicado, con quienes no queremos, con
quienes estamos en enemistad", señaló.
Por lo que solicitó a
los fieles pensar "en silencio" en amigos o enemigos para pedir
"la gracia de darles a todos, buenos y malos, el don de la paz".
El papa concluyó su
visita a la cárcel "Regina Coeli", a poca distancia del Vaticano, con
un encuentro con algunos de los internos del Módulo VIII, reservado para
detenidos por delitos de índole sexual.
De este modo, Francisco
dio inicio al conocido como "Triduo Pascual", los tres días antes de
Pascua y que proseguirá mañana con la celebración de la Pasión del Señor y el
tradicional "Vía Crucis" en el Coliseo romano, símbolo de la persecución
de los primeros cristianos.
En la mañana de este
jueves Francisco ofició también la misa Crismal y durante su homilía animó a
los sacerdotes a ser "curas cercanos" y "callejeros" porque
"la cercanía es la clave del evangelizador", apuntó.
"Cuando la gente
dice de un sacerdote que 'es cercano' suele resaltar dos cosas: la primera es
que 'siempre está' (...). Y otra es que sabe encontrar una palabra para cada
uno. 'Habla con todos', dice la gente: con los grandes, los chicos, los pobres,
con los que no creen... Curas cercanos, que están, que hablan con todos...
Curas callejeros", opinó.