Una investigación del
Ministerio de Salud y la Universidad Nacional encontró efectividad en las
fotografías impactantes de las cajetillas de cigarrillo por lo que se estudia
ponerlas en los dos caras de la caja.
Aunque la ley indica
que estas imágenes deben ocupar máximo el 30 % de las cajas de cigarrillos, una
investigación de la Universidad Nacional demostró que al ocupar un porcentaje
tan pequeño se disminuye el impacto y la capacidad de dar información.
“El tamaño de las
imágenes que se usa en Colombia es muy pequeño, esto hace que las personas le
presten poca atención a los mensajes. En países como Australia utilizan el 80%
de las dos caras de la caja, Canadá usa casi el 100% de una cara y el 50% de la
otra, y en Uruguay es el 90%”, explicó el profesor Ricardo Tamayo del
Departamento de Psicología de la Universidad Nacional.
Actualmente, el país
vive un incremento de consumo de cigarrillo; según la Encuesta Nacional de
Sustancias Psicoactivas en Escolares, la prevalencia de fumar tabaco en jóvenes
de 11 a 18 años es de 9,78%, para hombres del 11,86 % y para las mujeres 7,85%.
El mayor porcentaje de
consumidores son jóvenes entre 16 y 18 años (17,36%), esto indicaría que
aproximadamente un millón y medio de adolescentes en Colombia están expuestos a
volverse adictos al tabaco para toda su vida, con graves consecuencias para su
salud y su economía.
El trabajo conjunto del
gobierno con la entidad de salud busca desincentivar el uso de cigarrillos con
fotografías que den información sobre las afectaciones que produce el consumo
de tabaco, como enfermedades cardiovasculares, embarazo ectópico, cáncer de
páncreas, ansiedad, entre otros.
Las imágenes dan
información sobre cómo el humo de segunda mano es dañino, es decir, las
personas que rodean a los fumadores también pueden verse afectadas, en especial
los niños. La salud mental fue otro de los temas agregados, ya que a largo
plazo el consumo frecuente de tabaco provoca ansiedad y estrés.
Todos estos esfuerzos
realizados por el Ministerio de Salud responden al Convenio Marco para el
Control de Tabaco implementado en 2005, liderado por la Organización Mundial de
la Salud (OMS) y dirigido en América Latina y el Caribe por la Organización
Panamericana de la Salud (OPS), en el cual se establecen unas directrices para
abordar el consumo de tabaco, pues se estima que aumentará en los próximos 20
años en los países en vía de desarrollo.