La operación involucró
exagentes de la CIA, del FBI y de los Navy Seals de Estados Unidos.
D Semana.
Timothy Ballard se hizo
pasar por un pedófilo en Cartagena. Así este exagente de la CIA engañó a una
red de traficantes de menores y ayudó a que las autoridades la capturaran. Timothy Ballard se hizo pasar por un pedófilo
en Cartagena. Así este exagente de la CIA engañó a una red de traficantes de
menores y ayudó a que las autoridades la capturaran.
El operativo del sábado
pasado en las Islas del Rosario contó con la colaboración del CTI, la Armada,
la Policía, el ICBF y la Embajada de Estados Unidos. Kelly Johana Suárez
concursó en el reinado popular de Cartagena de 2013. La acusan de liderar, a
través de una agencia de modelaje, una red de prostitución infantil . La ONG
OUR ya había montado una operación en Cartagena en mayo pasado (arriba). La
misión fue transmitida por ABC News esta semana. Varias de las jóvenes
rescatadas el sábado pasado en una finca cercana a Armenia.
Meses de seguimiento,
una reina de belleza, falsos turistas infiltrados, fincas ostentosas, islas
paradisiacas, una operación simultánea en tres ciudades y tenebrosas redes de
prostitución infantil. Perece el argumento de una película de acción
‘hollywoodense’, pero fue lo que pasó el sábado pasado, cuando las autoridades
lograron dar uno de los más grandes golpes contra la pedofilia en la historia
de Colombia al capturar a 12 traficantes y liberar a 47 menores en Medellín,
las Islas del Rosario y Armenia.
Mil dólares. Es lo que
los proxenetas de Cartagena pedían por la virginidad de María, una niña de solo
11 años. Los delincuentes llevaron además decenas de menores para armarle a un
grupo de estadounidenses una juerga clandestina en una playa solitaria. En una
fastuosa finca del Eje Cafetero, Mateo, un jovial norteamericano, pagó 5
millones por 18 menores. Mientras que en Medellín, varios gringos entregaron
generosos fajos de billetes verdes para parrandear toda la noche con
jovencitas.
Quien coordinó las tres
horrorosas bacanales se llama Timothy Ballard. A primera vista parece un
turista como cualquier otro: alto, de ojos azules, cabello rubio, con ganas de
fiesta y dólares para gastar. Podría ser uno de esos tantos extranjeros que
busca sexo en Colombia, pero es en realidad un ‘Rambo’ que combate la
pedofilia. Exagente de la CIA y del Departamento de Seguridad Nacional, se
infiltró en muchas redes de prostitución.
Pero como, en sus palabras,
“muchas veces los problemas no tenían que ver con Estados Unidos y no se
podía ir más allá”, fundó la ONG Operation Underground Railroad (OUR) que se
sostiene gracias a donaciones voluntarias (www.ourrescue.org), y que junto a
autoridades locales se dedica a atrapar a traficantes de niños.
En Estados Unidos armó
un grupo de agentes retirados del FBI, expolicías y antiguos miembros de Boinas
Verdes y Navy Seals que se hacen pasar por clientes del repulsivo negocio. Su
última operación tuvo lugar el sábado pasado en Colombia. Ballard montó una de
las trampas en las Islas del Rosario. Después de varias semanas de negociación
con los proxenetas, armó una falsa fiesta en una mansión playera. Le llevaron
decenas de menores, entre estos tres niñas y un niño entre 11 y 12 años, todos
vírgenes. Le tenemos un “regalo muy precioso” le dijo uno de los
delincuentes.
Al mismo tiempo, varios
militantes de OUR montaron acciones similares encubiertas en Medellín y
Armenia. Llevaban meses intercambiando información con la Policía y el CTI,
infiltrándose en las redes de pedofilia en internet para conseguir pistas.
Mateo, que trabajó 12 años en inteligencia, le contó a SEMANA que “hicimos las
tres operaciones con el CTI, el Gaula, la Embajada de Estados Unidos.
Alquilamos una finca en la zona cafetera, éramos dos encubiertos y diez personas vinieron con nosotros para
simular que estábamos de fiesta”.
A la entrada de la
hacienda pusieron globos y una enorme cartelera con “Feliz cumpleaños Camila”.
Buscaban que los vecinos no sospecharan al ver entrar decenas de menores de
edad. Pusieron música, abrieron botellas de licor y llenaron la casa de cámaras
y micrófonos para recopilar pruebas. En los alrededores de las tres fiestas se
escondía el CTI. De repente sonó la palabra clave y los agentes se lanzaron
sobre el objetivo.
Ballard contó que en
las Islas “fue muy dramático, 30 hombres armados hasta los dientes llegaron,
les gritaron a todos que se lanzaran al piso y empezaron a esposarnos, los
niños estaban espantados. Es horrible, pero no podemos decirles quiénes somos,
que no somos los malos, pero lo hacemos por seguridad, para poder seguir
infiltrándonos”.
El triple golpe fue el
más grande de la historia de la organización, pero no fue su primera misión en
Colombia. En mayo Ballard y su gente inventaron una falsa despedida de soltero
en una casona cartagenera donde ayudaron a que el CTI capturara a cinco traficantes
de niños. Este operativo incluyó la participación de Laurie Holden, una de las
actrices de la afamada serie The Walking Dead, que se hizo pasar por una de las
amigas de los pedófilos y trató de tranquilizar a las muchachas en medio de los
gritos policiales.
Ninguna de estas redes
tenía relaciones entre ellas, son todas pequeñas, flexibles, sin grandes
cabecillas, lo que dificulta detectarlas. Pero todas compartían modus operandi
similares. En Cartagena, la banda era presuntamente liderada por la exaspirante
a reina popular Kelly Johana Suárez. Esta morena despampanante de solo 18 años
atraía a muchas jóvenes a través de su agencia Stage Models Caribe con la
promesa de lanzarlas al estrellato. Una clásica modalidad de engaño.
En Armenia los proxenetas
usaban sitios de masajes e internet para vender planes sexuales a extranjeros.
En Medellín, un taxista ofrecía los menores a los turistas que visitaban la
ciudad. En este caso lograron infiltrar las comunicaciones de un pedófilo
estadounidense y estudiar videos pornográficos donde identificaron a varios de
los delincuentes.
En Barranquilla, solo
cinco días después, cayó otra pandilla que controlaba a cerca de 200 víctimas.
Y es que el problema es tan fuerte que las autoridades están desarrollando tácticas
cada vez más agresivas para combatir este delito. Como dijo a SEMANA el general
William Salamanca, director de Protección y Servicios Especiales de la Policía
Nacional, “sabemos que hay turismo sexual con menores en la Costa, el Eje
cafetero, Cali, Medellín, Bogotá y ciudades intermedias. Tenemos una estrategia
muy fuerte para acabar con este horror”.
En los últimos años se
fortaleció el trabajo interinstitucional, se tejieron alianzas con los hoteles
para que denuncien y empezaron a colaborar de frente con organizaciones como
OUR y las autoridades estadounidenses. El agente especial Luis Sierra del ICE
(Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos) explicó que
llevan varios meses formando colombianos a quienes les entregaron tecnología
clave para rastrear los criminales en internet. Washington cuenta además con la
ayuda directa de compañías como Facebook, Twitter o Google, que les han
permitido identificar casos de pornografía infantil en Colombia.
Así es como Colombia se
convirtió en un líder en la lucha contra la pedofilia y a principios de
noviembre se convertirá en el primer país latinoamericano en entrar al Virtual
Global Taskforce, una especie de Interpol contra los crímenes sexuales
virtuales. Pero este combate tiene que ir mucho más allá, pues depende de toda
la sociedad que Colombia no se convierta en un paraíso de sexo infantil.
Hace unas semanas el
país se alborotó con un reportaje que describía a Medellín como “el burdel más
grande del mundo”. Esa tal vez era una afirmación amarillista pero pocos se
escandalizaron con las denuncias del programa sobre la venta de la virginidad
de niñas de 11 años. Es una realidad dolorosa, pero no se puede ocultar por
miedo a que se dañe la imagen del país. Todo lo contrario, solo las denuncias y
los ataques de frente van a dejar claro que Colombia no es una nación donde
cualquiera hace lo que quiera con un fajo de dólares.