De Semana.com
Sobrecostos, retrasos,
y una demanda internacional rodean a esta compañía, filial de Ecopetrol. Aunque
en menor escala, es un escándalo parecido al de la Refinería de Cartagena.
Bioenergy, otro Reficar
para Ecopetrol Una vez entre en
operación la planta de Bioenergy producirá 480.000 litros de etanol
diariamente.
Imágenes Relacionadas
Bioenergy tiene
sembradas 14.000 hectáreas con caña de azúcar, en inmediaciones de Puerto López
(Meta). Este es un hito en el agro porque es la primera vez que se da este cultivo
en una región distinta al Valle del Cauca. La población de Puerto López tiene
esperanzas en el éxito del proyecto porque de él dependen cientos de puesto de
trabajo. La región está cambiando su
vocación ganadera por proyectos agroindustriales.
Cuando todavía no ha
bajado la espuma por el escándalo de la Refinería de Cartagena (Reficar),
comienzan a sonar las alarmas por los líos de otro proyecto de Ecopetrol. Se
trata de la planta de etanol El Alcaraván, en Puerto López (Meta), de propiedad
de Bioenergy, una filial de la petrolera colombiana.
Seis años después de
haber comenzado la construcción, la planta todavía no ha entrado a funcionar.
Se espera que arranque a finales de 2016, con lo cual terminaría con un atraso
cercano a tres años. Además, las inversiones serán el doble de las previstas
inicialmente. De un monto estimado en 344 millones, el proyecto terminará
costando más de 750 millones de dólares.
Es decir que al paso
que va, y en menor escala, se repetirá la historia de Reficar, que costó el doble
de lo planeado al pasar de 4.000 millones de dólares a 8.000 millones. Aunque
la planta de Bioenergy representa el 9 por ciento de las inversiones hechas en
la Refinería de Cartagena, el monto que se destinó al proyecto es considerable
ya que al precio del dólar hoy, se trata de poco más de 2 billones de pesos.
La situación actual de
Bioenergy es complicada, pues tiene deudas millonarias y pérdidas por 15.700
millones. Los organismos de control siguen de cerca el desarrollo del proyecto
y miembros del Congreso alistan un debate sobre el tema. Al igual que en el
caso de Reficar, Ecopetrol presentó una demanda internacional ante un tribunal
de arbitramento en Houston (Estados Unidos), con el fin de tratar de recuperar
parte de los sobrecostos del proyecto.
Curiosamente, en
Bioenergy se cometieron errores similares a los de la Refinería de Cartagena.
El primero fue haber escogido un socio inadecuado. Ecopetrol suscribió en 2010
un contrato de ingeniería, construcción y suministro, bajo la modalidad llave
en mano (costos fijos) con la firma española de energía e infraestructura
Isolux Corsán. La compañía ganó la licitación luego de un proceso en el que
participaron tres firmas.
El objeto del contrato
era construir un gran complejo industrial en los Llanos Orientales, para
producir etanol carburante a partir del bagazo de caña. Con bombos y platillos
se anunció que sería la planta más grande de biocombustibles que tendría el
país. Además de la construcción de la planta industrial, el proyecto contempló
la siembra totalmente mecanizada de 14.400 hectáreas de caña de azúcar. Es
decir, se trataba de un proyecto agroindustrial con alta tecnología.
Si bien la firma Isolux
Corsán tenía una trayectoria de más de 40 años y ya había construido plantas de
biodiésel en España, en el sector de la ingeniería mundial tenía algunas
alertas por varios incumplimientos. Su nombre ha tenido un historial poco
favorable en Chile, donde el año pasado le suspendieron cuatro de sus siete
licitaciones por irregularidades, demoras y sobrecostos. Hoy, Isolux afronta
serias dificultades financieras, con deudas millonarias que la han obligado a
vender activos estratégicos y con bajas calificaciones de las agencias
internacionales de riesgo. Las autoridades de Chile y España la investigan por
presuntos sobornos para obtener licitaciones.
En 2014, ante los
sucesivos retrasos en la ejecución del proyecto, Ecopetrol decidió dar por
terminado el contrato y buscó una nueva compañía para terminarlo. Se trata del
consorcio Menegua, de inversionistas llaneros. Al mismo tiempo, la petrolera
comenzó a recabar información sobre los incumplimientos y posibles sobrecostos
para demandar a la firma española.
Ecopetrol tuvo que
asumir el pago de cerca de 6.000 millones de pesos que Isolux dejó pendientes
de pago con trabajadores y contratistas, y cambió al presidente de Bioenergy.
Hoy en la empresa está al mando un ingeniero venezolano experto en el tema de
biocombustibles.
Fuentes del sector
sostienen que los grandes problemas de esta planta se originaron por la falta
de una administración eficaz y un mayor seguimiento. De hecho, durante la
ejecución del complejo industrial se presentaron cerca de 40 paros y prostestas
de trabajadores que entorpecieron las obras. Por eso, los costos fueron
creciendo sin mayores controles.
Según expertos, el
costo de este proyecto ha sido exagerado, pues sostienen que una refinería de
etanol en Colombia no cuesta, en promedio, más de 300 millones de dólares. Sin
embargo, aquí hay que reconocer que este se encareció, en parte, por la siembra
de las 14.000 hectáreas con caña de azúcar. Esta era la primera vez que se
sembraba caña en una región diferente al Valle del Cauca. La apuesta era muy
arriesgada, dados los suelos áridos y difíciles de la Orinoquia, tan diferentes
a las fértiles tierras del occidente. Para lograr este objetivo, Bioenergy se
asoció con un experto en el tema, el ingenio Riopaila Castilla. Hasta el
momento, la siembra ha sido exitosa y es uno de los principales orgullos de una
región que tiene un enorme potencial agrícola.
Después de tantos
tropiezos la planta está más cerca de estar lista, y las directivas de la
compañía señalan que entrará a operar a finales de este año. Sin embargo, su
futuro depende de que Ecopetrol consiga un socio. Ante la difícil coyuntura del
sector petrolero por la caída de los precios, las prioridades para la empresa
colombiana han cambiado y ahora se concentrará en explorar y explotar, por lo
que otros proyectos pasarán a un segundo lugar. El presidente de Ecopetrol,
Juan Carlos Echeverry, afirma que si bien este proyecto se consideró razonable
hace 10 años para diversificar a la empresa del negocio petrolero, hoy no lo
es.
Y es que sobre el
proyecto recaen varios dudas. Una de ellas es su rentabilidad en momentos en
que las condiciones económicas para el sector de los biocombustibles no son tan
favorables como en el pasado. Actualmente, los precios del etanol están a la baja
y podrían seguir en descenso si la Comisión de Regulación de Energía y Gas
(Creg) toma una decisión en esta materia que viene estudiando desde hace meses.
Sin embargo, otros
sectores consideran que la planta de Bioenergy impulsará la producción de
biocombustibles en el país y permitirá aumentar el porcentaje de mezclas con
gasolina del 8 al 10 por ciento en todo el país. Así lo señala el presidente de
la Federación Nacional de Biocombustibles, Jorge Bendeck, quien sostiene que
esta refinería producirá 480.000 litros diarios de etanol. Es decir, que
responderá por una cuarta parte de la producción total de este biocombustible,
que hoy es de 1,6 millones de litros diarios en seis plantas de igual número de
ingenios.
En Meta tienen
sembradas sus esperanzas en la buena marcha de la refinería. La senadora
Maritza Martínez sostiene que gran parte del desarrollo de Puerto López depende
de esta obra, lo que comparte el alcalde de este municipio, Víctor Bravo, quien
destaca que generará cientos de empleos. Actualmente, Bioenergy emplea 1.786
personas, de las cuales el 60 por ciento son de la zona. En 2012, Mitsubishi
Corporation entró a la sociedad con el 5 por cienno del capital accionario.
Ecopetrol tiene el resto.
Cuando la gigante
petrolera decidió construir esta planta, estaba pensando en grande por el
cambio climático y la demanda creciente de combustibles amigables con el
medioambiente. Pero, como en muchos de los grandes proyectos del país, se
presentaron graves problemas de ejecución y planeación.
La nueva presidencia de
Ecopetrol está tratando de buscar una salida este nuevo lío. Por fortuna, ya
varias firmas están interesadas en la empresa. Pero, como dice el presidente
Juan Carlos Echeverry, Bioenergy se convirtió en su nuevo gran dolor de cabeza.