Al palacio de las leyes,
como en ocasiones se le llama al Congreso de la República de Colombia, llegan
todos los días ilustres visitantes, enchaquetados, con cara de calentanos, es
decir, pálidos, con el inclemente frio que azota por estos días a la capital de
Colombia; ellos llegan allí de otros lares, como Tolima, Cauca, Costa
atlántica, de los llanos, es decir, los cachacos típicos se dan lustre
atendiendo a los calentanos o ilustres visitantes.
Llegan antes de
despuntar el pálido sol capitalino y en las horas de la tarde, cuando en el
llano está en el pleno sol de los venados, toman su ruta, en este caso para Villavicencio,
y en concreto para esta nota, Acacías, Con la esperanza puesta en que el
resultado del tedioso viaje sea positiva;
después de haber hecho lobby, (No sé si así se escribe), pero es lo más
aburridor del periplo, para ser atendido, en ocasiones, hasta en forma displicente,
solo para lagartear un desvalorizado
aval político, y digo desvalorizado para el pueblo, para los políticos una
minita… Las respuestas casi siempre son las mismas, tranquilo ese aval es suyo,
ni más faltaba, es cuestión de unos días. Estese tranquilo confiiiieeee…
Por ejemplo en el día
de hoy estaban cumpliendo ese camino al Calvario dos precandidatos a la
Alcaldía de Acacias, es decir, estaban por allí, en los pasillos del congreso.
Lo anecdótico es que en la ciudad de Acacías dicen que ya tienen el codiciado,
para ellos documento, pero nó, no es cierto, el tema está en ciernes, es decir está
en camino aun.
Como fuera de bueno que
el ejercicio de las elecciones se cumpliera cada cuatro años, pero todo junto, presidente,
senado, gobernación, asamblea alcaldías, concejos; entonces los supuestos
dueños de los avales llegarían a ofrecerlos y ahí se darían cuenta a quien se
les debe dar, mirando honestidad, conocimiento, capacidad, antecedentes, y no
como en ocasiones sucede al mejor postor
y al que más mal hable de su contrincante. Feliz Tarde.