Hace un mes, Mauricio
Parra Rodríguez, señalado testaferro de las Farc y quien está preso desde
septiembre pasado porque la justicia lo sindica de haber planeado y ordenado la
muerte de Alonso Orjuela , dueño y fundador de Surtifruver de la Sabana, le
mandó a la Fiscalía un mensaje: dijo que quería contar todo lo que sabía del
sonado crimen.
A Orjuela Parra lo
asesinaron el 20 de octubre del año pasado. Un testigo ya había puesto a la
Fiscalía sobre la pista de Parra, que era su socio en un sembrado de arándanos
y además mantenía una relación sentimental con la esposa de la víctima.
Según esa versión,
Parra –a quien le decían ‘el Quesero’ en los campamentos de las Farc– pagó 20
millones de pesos para que mataran al empresario.
Pero lo que hasta ahora
aparecía como el macabro plan de un socio ambicioso tuvo un giro dramático.
Parra, cuya declaración fue voluntaria, declaró bajo la gravedad de juramento
que Cecilia Rueda, con quien incluso llegó a hablar de matrimonio, empezó a
planear la muerte de su expareja desde febrero del año pasado, nueve meses
antes del crimen. La mujer fue capturada cuando recibía a su nieta de tres años
frente a un jardín infantil de Chía, Cundinamarca, en la tarde del lunes.
“Voy a retomar lo que
he dicho anteriormente y voy a empezar por Cecilia Rueda. Tengo la plena
certeza, y no tengo por qué guardarle secretos a nadie de cosas que hasta la
fecha no me habían preguntado, que ella fue quien mandó a matar a Alonso”, dijo
Parra ante los fiscales del caso.
Parra afirma que él se
negó al plan, pero los investigadores tienen certeza de que el hombre trata de
acomodar los hechos, pues varias pruebas lo comprometen con el crimen: desde su
lugar de residencia salió la llamada que hizo que Orjuela asistiera a la falsa
cita con una mujer que fue aprovechada por los sicarios que lo mataron. Además,
varios testigos lo implican.
Tengo la plena certeza,
y no tengo por qué guardarle secretos a nadie de cosas que hasta la fecha no me
habían preguntado, que ella fue quien mandó a matar a Alonso
Según la versión de
Parra, en una cita la mujer le aseguró que estaba cansada de que Orjuela no le
diera el divorcio y le entragara “lo que le pertenecía”, en referencia a la
millonaria participación en Surtifruver.
“Va a un cementerio o a
la cárcel, porque yo no me dejo joder”, supuestamente dijo la mujer. Parra
agregó que en otra ocasión, “después de unos aguardientes, dijo que Alonso de
diciembre no pasaba”. Y agregó: “Nunca pensé que Cecilia fuera a tomar justicia
por sus propias manos”.
Pero Mauricio Parra no
es el único testigo en contra de la viuda de Orjuela, que en la audiencia ante
un juez de garantías de Paloquemao, en Bogotá, negó cualquier responsabilidad
en el caso. La Fiscalía oyó a una empleada de la casa en donde vivía Orjuela, a
los hijos del empresario, un primo y un hermano, y sus declaraciones
coincidieron en un hecho puntual: él tenía dos armas de fuego y una de ellas,
un revólver, desapareció de su residencia semanas antes del asesinato.
Esa resultó ser el arma
homicida, según comprobaron las pruebas de balística. De él salieron las tres
balas que acabaron con la vida de Orjuela Pardo. La Fiscalía sostiene que la
mujer tomó el revólver y que lo entregó a los sicarios. Parra sostiene que el asesino
no fue contratado por él sino que se trata de un familiar de Cecilia Rueda.
Con esas bases, el
fiscal del caso aseguró que el móvil del crimen era que él había decidido
separarse de ella y formalizar una relación paralela que sostenía hacía 15 años
con una empleada de Surtifruver, pero además estaba haciendo arreglos legales
para marginarla del manejo de la conocida cadena comercial. “Usted ordenó la
muerte del señor Orjuela con el fin de quedarse con los bienes que él había
adquirido”, le espetó a Rueda.
La celada que terminó
en el asesinato ya es conocida. Orjuela atendió la cita que le puso una mujer a
la que había conocido a través de las redes sociales semanas antes y que fue
contratada como señuelo. “Los homicidas sabían de su debilidad por las mujeres
bonitas”, dijo el fiscal.
Mauricio Parra también
habló del revólver extraviado. “En el teatro Colón, a donde fui con Cecilia a
escuchar ópera, ella me dijo: ‘su amigo sí tuvo los pantalones para ayudarme a
matar a Alonso’. Esa noche nos hospedamos en el Hotel Ópera, de eso tengo las
facturas. Ese día me habló de un arma que tenían en la casa y que se la había llevado
un familiar de ellos, que esas personas lo iban a sicariar” (sic), dijo el
capturado.
Parra afirma que uno de
los hijos de Alonso Orjuela y Cecilia Rueda, Juan David Orjuela, estaba
enterado del plan, por lo que la Fiscalía lo citará en las próximas horas.
Según la empleada de la casa, la mujer y el joven estuvieron en el lugar un día
después del crimen y se llevaron un maletín lleno de dinero que el empresario
siempre mantenía a mano para hacer sus negocios de frutas. Además, cuestionó el
fiscal del caso que horas después de sepultado el empresario su exesposa
adelantara traspasos de bienes en a nombre de Surtifruver, sin ser ella la
representante legal de la firma.
Otro detalle que no
descarta la Fiscalía, según el testimonio de dos testigos, es que otra
camioneta de la familia, que posiblemente conducía Cecilia el día que mataron a
Orjuela, estuvo en los alrededores del lugar de los hechos. La audiencia
pública continúa este miércoles y en ella se sabrá si Cecilia Rueda va a una
cárcel.