El primero de Noviembre
de 1998, más de 1500 guerrilleros de las FARC, bajo el mando del Mono Jojoy y
alias Romaña, inician una de las tomas guerrilleras más brutales y sangrientas
en la historia de Colombia. Esa
incursión terroristas acabo con la vida de 16 policías, 15 soldados y 11
civiles, sin contar el enorme sufrimiento que vivirían 70 policías secuestrados
y desde luego, quienes los esperaban en casa para compartir con ellos un cumple
años, una Navidad o cualquier otra fecha especial, algunos tuvieron la fortuna
de retornar al poco tiempo al seno de sus hogares, aún que nunca más volvería.
A ser los mismos de antes, otros tuvieron que vivir en carne propia el
despreció, el odio y la humillación; a la que fueron sometidos por parte de
esta guerrilla, soportando por casi 15 años estos vejamenes.
Hoy 20 años después de
ese calvario vivido y sufrido por inocentes, las Fuerzas Militares y el pueblo
Colombiano, recuerdan a las víctimas de la toma guerrillera a Mitú, con el
único propósito de no OLVIDAR aquellos Héroes que ofrendaron sus vidas en cumplimiento
del deber
Este primero de
noviembre, al conmemorarse 20 años de la toma de Mitú, se develará una placa
conmemorativa, en la cual están plasmados los nombres de los 15 héroes del
Ejército Nacional que fueron asesinados por las Farc, en medio de la operación
Vuelo de Ángel que buscaba retomar la calma y la soberanía.
El primero de noviembre
de 1998 los pobladores de la capital del Vaupés despertaron en medio de
disparos, ráfagas de ametralladora y explosiones causadas por los cilindros
bomba lanzados por cientos de guerrilleros de las Farc, que tenían como
principal objetivo destruir el cuartel de Policía y secuestrar a los
uniformados que prestaban seguridad a los habitantes de Mitú; sin embargo, el
ataque terrorista acabó con el colegio, el hospital y otros bienes protegidos
por el Derecho Internacional Humanitario. Este sangriento ataque cobró la vida
de varios civiles a quienes la guerrilla no les respetó su condición de
personas protegidas en medio del conflicto.
Al cumplirse 20 años de
este cruento acto que sembró el terror y marcó para siempre la historia de
Colombia por su barbarie, los pobladores y uniformados que vivieron en carne
propia estos hechos recuerdan lo ocurrido con la esperanza de que no vuelva a
repetirse y que la memoria histórica perdure como principal testigo de lo que
fue aquel primero de noviembre. En el evento conmemorativo se inaugurará un
monumento que busca mantener viva la memoria de los policías asesinados,
secuestrados, de los militares y civiles que fueron víctimas de este acto terrorista;
los actos estarán presididos por el señor ministro de la Defensa Nacional, la
ministra del Interior, el comandante de la Cuarta División y demás autoridades
civiles y militares del departamento.
Según testigos,
alrededor de las 4:30 a 5:30 am inició el ataque al municipio. La población
quedó rodeada de la guerrilla que ocupó de inmediato la pista de aterrizaje
para evitar la llegada de refuerzos por parte de la Fuerza Pública. La primera
acción de las entonces Farc-EP fue asesinar a todos los miembros de la Policía
Nacional que se encontraban patrullando afuera de la estación.
Al evidenciar la
resistencia de la policía ante los ataques, los subversivos iniciaron los
ataques con cilindros bomba con el fin de destruir la infraestructura de la
estación y causar un mayor número de muertos entre los miembros de la Policía
Nacional. Para la tarde de ese domingo, 24 bachilleres auxiliares de la policía
habían sido secuestrados, la mayoría de ellos fueron sacados de sus casas en
las primeras horas del ataque.
Los testimonios de la
población señalan cómo las aeronaves de la Fuerza Aérea, a pesar de brindar
apoyo inmediato, no pudieron aterrizar debido al ataque continuo de las Farc-EP
en la pista de aterrizaje. En el caso de los helicópteros estos debieron dirigirse,
tras recibirse la autorización por el gobierno del Brasil, a la base área en
dicho territorio para reabastecerse de combustible. Las tropas desembarcaron en
la carretera, pero fueron emboscados por la guerrilla, por lo que el Ejército
tuvo que desembarcar en el KM 22 para evitar estos ataques.
La toma guerrillera se
extendió por tres días. Para el día martes, alrededor de las 3 de la tarde, el
alcalde de Mitú junto con el inspector de Policía fueron testigos de la
destrucción del pueblo; la población estaba incomunicada, los edificios
gubernamentales fueron destruidos. Al hacer un recorrido por el municipio
encontraron un diputado y sus dos hermanos muertos, posteriormente se conoció
que los diputados de la Asamblea Departamental eran considerados por las Farc
como objetivo militar. La Caja Agraria había sido destruida y en la estación de
la Policía, luego de tres días, yacían los cuerpos de los uniformados, y en la
pista de aterrizaje la guerrilla continuaba en el pueblo.
Las Fuerzas Militares
se aproximaban cada vez más hacia Mitú. La Operación Vuelo de Ángel para
recuperar la soberanía y salvaguardar a la población ya estaba en proceso.
Tropas del Batallón de contraguerrillas n.° 52 y de la Brigada Móvil n.° 3
lograron evacuar a los heridos y poner a salvo a la gran mayoría de la
población que había quedado atrapada en medio del ataque, esa misma población
que salió a recibirlos en medio del llanto de alegría por saber que su Ejército
Nacional había llegado para protegerlos.
En el desarrollo operacional hubo condiciones que permitieron la recuperación de la capital del Vaupés y demostró la ejecución y coordinación de las Fuerzas Militares para enfrentar las amenazas en contra de la seguridad nacional por parte de los grupos terroristas, que representaban uno de los mayores riesgos para la gobernabilidad en Colombia.
En el desarrollo operacional hubo condiciones que permitieron la recuperación de la capital del Vaupés y demostró la ejecución y coordinación de las Fuerzas Militares para enfrentar las amenazas en contra de la seguridad nacional por parte de los grupos terroristas, que representaban uno de los mayores riesgos para la gobernabilidad en Colombia.
Para el Gobierno
Nacional, el propósito de las Farc-EP de atacar y tomar a sangre y fuego la
capital del Vaupés (Mitú), respondió a una estrategia de nivel nacional e
internacional, para presentar su capacidad de derrotar al Estado colombiano,
poniendo incluso en tela de juicio la capacidad de mantener la
institucionalidad. Para este período recurrieron al secuestro masivo de
miembros de la Fuerza Pública y población civil, luego de varios días procedían
a la liberación de estos ante medios internacionales y la Cruz Roja
Internacional para mostrarse como respetuosos de los DDHH y el DIH.
Hoy, luego de 20 años
de aquel episodio traumático y violento, el departamento del Vaupés tiene un horizonte
que vislumbra paz, tranquilidad y progreso. Todo esto gracias al trabajo de la
Cuarta División que, a través de la Trigésima Primera Brigada, ha realizado en
los últimos 5 años más de 300 jornadas de apoyo al desarrollo, jornadas de
salud con diferentes especialidades médicas, jornadas lúdico – deportivas y
jornadas de prevención que han beneficiado a más 200.000 habitantes en el
departamento; sumado a esto se resaltan los continuos esfuerzos que se hacen
para mejorar vías, parques, zonas de recreación, infraestructura y escuelas.
Además de las
evacuaciones y atenciones médicas que se brindan en los lugares más recónditos
del departamento, el Ejército Nacional apoya constantemente con vuelos aéreos
para que jóvenes del Vaupés accedan a su educación superior en universidades
del centro del país, al igual que ha donado computadores, tablets, más de
50.000 libros y pupitres, con el fin de apoyar el proceso educativo de los
niños, niñas y jóvenes de este departamento. También se han implementado y ejecutado
proyectos productivos y, finalmente, lo más importante, nuestros Héroes han
preservado sus legados culturales, manteniendo las tradiciones indígenas que
enriquecen el patrimonio autóctono y cultural del Vaupés.
Desde que el Ejército
Nacional llegó a esta zona del país ha trabajado incansablemente por cuidar y
proteger a las comunidades que integran este departamento del suroriente
colombiano, y por esa razón estamos seguros de que hoy en sus corazones se
guarda con alegría el recuerdo de hombres y mujeres que han trabajado y
seguirán luchando para que nunca más se repita aquel primero de noviembre de
1998.
Los Héroes no se
lloran, se honran, por eso hoy rendimos un sentido homenaje a los 16 policías,
15 militares y 11 civiles que fueron asesinados en esta toma guerrillera
perpetrada por las Farc, al municipio de Mitú, capital del Vaupés.