Según la Fiscalía, ya son dueños de
cultivos ilícitos y hay 103 investigados. Cultivos de coca en Colombia Los
carteles de ‘los Zeta’, Sinaloa y Jalisco-Nueva Generación mandaron gente a las
zonas de mayor concentración de narcocultivos.
De: Unidad Investigativa de el Tiempo.
“Los carteles mexicanos
ya empezaron a adquirir plantaciones de coca en Colombia. Hemos capturado a
agrónomos e ingenieros de ese país que están mejorando en laboratorios la
productividad de la planta y cada vez es mayor el número de ciudadanos de esa
nacionalidad que participan en actos delictivos: va más de un centenar”.
El dictamen es del
fiscal general, Néstor Humberto Martínez, quien además le aseguró a EL TIEMPO
que el desembarco de la mafia mexicana en Colombia es de tal gravedad que fue
tema central de la reunión del 7 de diciembre pasado en Cartagena con sus
homólogos de Estados Unidos, Jeff Sessions, y de México, Alberto Elías Beltrán.
Ese día se analizó un
informe de inteligencia de la Policía Antinarcóticos, según el cual miembros de
los carteles mexicanos ya hacen presencia en al menos 9 departamentos del país:
Antioquia, Cundinamarca, Norte de Santander, Valle del Cauca, Nariño, Cauca,
Meta, Guaviare y Vichada. Y la semana pasada, el defensor del Pueblo, Carlos
Negret, le sumó Córdoba al listado.
Los mexicanos ya no
están enviando solamente emisarios a negociar los cargamentos, como lo han
hecho desde los 90. Ahora intentan tomar el control del negocio por los
incumplimientos de las cuotas de coca colombiana, debido a la desmovilización
de las Farc y la guerra entre cabecillas del clan del Golfo, que ha
desencadenado incautaciones en récord históricos, como las 12 toneladas
halladas en Apartadó (Antioquia).
Además, para aprovechar
la nueva bonanza cocalera en Colombia –con más de 150.000 hectáreas sembradas–,
los carteles de ‘los Zeta’, Sinaloa y Jalisco-Nueva Generación mandaron gente a
las zonas de mayor concentración de narcocultivos: Tumaco, el nudo de
Paramillo, el Catatumbo, el bajo Cauca antioqueño y a la Orinoquia.
Grupos de hasta 10
ciudadanos de ese país están enquistados en Antioquia, especialmente en Urabá,
coordinando los envíos de droga. Ahora, son ellos los que se disputan el
negocio con las bandas criminales, el Eln y la disidencia de las Farc.
“Hay 102
investigaciones que vinculan a 103 ciudadanos mexicanos (...) Uno de los casos,
que evidencia la magnitud de la problemática, tuvo lugar el 2 de diciembre de
2016 en Sibaté (Cundinamarca), donde se efectuó la captura de cinco mexicanos y
la incautación de 2 toneladas de coca camuflada en boyas de atraque para buques
cargueros”, le escribió el fiscal Martínez al alto Gobierno a principios de
2017.
De Nariño al Catatumbo
Y autoridades de
Medellín intentan establecer si el cadáver metido en una maleta, que apareció
hace unos días en el baúl de un carro abandonado a dos cuadras del exclusivo
parque Lleras, es de un mexicano. En esa misma ciudad fueron capturados, en
2017, Horacio Zúñiga e Irineo Sánchez, ambos con circular roja de la Interpol.
En Bogotá cayó Marcela Flórez, ficha del cartel de Sinaloa, procesada en
Estados Unidos; y en Nariño fue capturado Luis Andrés Jilón, enlace con el capo
Ismael ‘el Mayo’ Zambada.
Otro gran asentamiento
de mexicanos está en la franja del Pacífico, por donde sale el 60 por ciento de
la coca nacional. Según la Policía Antinarcóticos, en Nariño están patrocinando
el cultivo. Además, instalan la infraestructura para procesar la hoja de coca.
Allí es donde tienen las plantaciones propias de las que habla el fiscal
Martínez.
Anny Castillo,
personera de Tumaco, la nueva capital de la coca con 23.000 hectáreas
sembradas, asegura que en barrios y veredas muchos manifiestan que han visto
mexicanos y que tienen una fuerte injerencia.
“Pero la Fuerza Pública
nunca ha tocado el tema”, dice la funcionaria, cuyo municipio fue militarizado
hace tres semanas.
La Fiscalía y la
Policía Antinarcóticos tienen información que indica que los mexicanos enviaron
a varios municipios del Cauca a expertos químicos para verificar la calidad de
las panelas. Según se sabe, hay varios reclamos a sus socios del clan del
Golfo, la banda criminal de ‘la Constru’ y a la disidencia de las Farc, porque
les estaban llegando con un nivel de pureza inferior, debido a la seguidilla de
incautaciones que ha golpeado los ‘stocks’ de la mafia colombiana.
En Cali también se ha
detectado mafia mexicana. Hace una semana, EL TIEMPO alertó sobre su presencia
en la zona y su intento por colarse en la Jurisdicción Especial para la Paz
(JEP), pagando fuertes sumas por una membresía de las Farc, hecho que agentes
de la DEA investigan.
‘EE. UU. investiga la
venta de membresías de las Farc a narcos’
“En Cali negocian los
embarques que envían por el puerto de Buenaventura, y adquieren y fiscalizan
bienes con los que lavan el dinero”, señala el informe de la Policía
Antinarcóticos.
Oficiales de
inteligencia también los han detectado en Meta, Guaviare y Vichada, en donde
están coordinando directamente la producción de base de coca y la de
clorhidrato de cocaína, que luego envían a Cundinamarca a bodegas de acopio.
Su influencia llega
hasta el Catatumbo (Norte de Santander). En esa zona, según la Fiscalía, los
mexicanos están auspiciando la instalación de infraestructura para agilizar la
producción de coca. Su aliada es la banda criminal de ‘los Pelusos’.
A este informe de
inteligencia se le unió la alerta temprana que emitió la Defensoría del Pueblo
en la que asegura que los mexicanos están patrocinando bandas criminales, como
la de ‘los JJ’, que opera en Tierralta, el municipio de Córdoba que concentra
la mayoría de las 2.668 narcohectáreas de ese departamento.
El grupo se asentó en
el nudo de Paramillo, corredor donde se cruzan los caminos al Urabá, Córdoba y
el bajo Cauca, que antes fue guarida paramilitar.
Hace 48 horas, el
analista e investigador Fernando Quijano, denunció amenazas de muerte, por
hablar de la creciente presencia de la mafia mexicana en esa zona y en
Medellín.
Para contrarrestar la
llegada de los mexicanos, los carteles más sanguinarios y violentos, la
Fiscalía articula un permanente intercambio de información con los gobiernos de
México y Estados Unidos. Además, alertó a la Cancillería, para que se tomen
medidas de control a la migración de ciudadanos mexicanos, que se disparó en
más de un 30 por ciento en los últimos años.
El director de
Migración Colombia, Christian Krüger, señaló que desde 2014 funciona un control
migratorio de intercambio de información con México que alerta, en tiempo real,
el ingreso de sujetos con prontuarios activos. Además, que en 2017 presidió una
cumbre en México, con autoridades policiales y migratorias para adoptar medidas
que frenen esta avanzada criminal que tiene en alerta a EE.UU., México y
Colombia.
‘Cartel de Sinaloa ya
tiene seis oficinas en Colombia’Un informante de la Policía Nacional asegura
que el poderoso cartel de Sinaloa ya montó oficinas en Tumaco, Cali, Bogotá,
Bucaramanga, Cartagena y Medellín para controlar cultivos y envíos de la coca
colombiana.
“Se cansaron de que
algunos narcos locales los roben, incumpliéndoles los envíos ya pagos. Además,
los mexicanos están aprovechando el vacío de poder que hay en la mafia
colombiana. Además de la ‘Oficina de Envigado’, la única gran estructura, el
clan del Golfo está en guerra interna y otros en proceso de sometimiento”, le
dijo a EL TIEMPO el informante.
Y agregó que desde las
oficinas de Medellín y de Cartagena, Sinaloa coordina los envíos de droga por
los puertos de Santa Marta y de Barranquilla. También sacan la droga en los
llamados ‘vuelos negros’, que salen de pistas clandestinas, y ‘vuelos blancos’,
que transitan por aeropuertos oficiales, en aviones privados y chárter de
ejecutivos.
“En cada una de las
oficinas trabajan hasta 5 personas, que se comunican con teléfonos encriptados,
tipo PGP. Uno de los emisarios es enviado a los laboratorios para asegurarse de
que la cocaína alcance una pureza de 99 por ciento y se convierta en tipo HH.
Otro se encarga de manejar el efectivo y pagan hasta 5 millones de dólares por
cargamento. El resto coordina la logística y los sobornos”, explicó.