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domingo, 29 de enero de 2017

TEMPLO DE LA MASACRE EN NANJING, CHINA


Por la Doctora Luna Yamile Celis Torres.

Desde cuando me informaron que había sido una de las seleccionadas para ir a China a intercambiar conocimientos y experiencias en periodismo no pude contener mi emoción y unas cuantas lágrimas. No podía creer que iba a conocer esa cultura que siempre había llamado mi atención y generaba total curiosidad; además compartir con periodistas de otros países. Reconozco que para mí era algo deleitable.

Cuando se acercaban los días para el viaje mis nervios se intensificaron, pero aclaro que eran nervios, miedo nunca. Cuando llegamos a China me sentía como una niña que aprecia desde las etiquetas de publicidad en el aeropuerto, su forma, su letra; hasta los edificios y torres que desde allí ya se observan.




Me sentía como si hubiese caído por un agujero y llegado al “País de las Maravillas”. La primera persona que nos habló en castellano y con la que interactúé fue con Simín, una de nuestras intérpretes. Desde ahí todo empezó a ser mágico. Ya estábamos en China, nueve colombianos en manos de Simín pues no entendíamos nada a nadie y todos los letreros estaban en “chino”.

Todo paso rápido, la llegada al hotel, descansar un poco, y dormir para amanecer radiante pues al otro día era la inauguración del evento de bienvenida por parte del Grupo de Publicaciones Internacionales de China.

Puedo decir firmemente que me deleité con las conferencias, escuchar hablar a todos los profesores en su idioma y luego su traducción, participar e interactuar con los demás compañeros periodistas Latinoamericanos. Escuchar y observar sus diferentes acentos, lenguajes, costumbres, formas de hacer preguntas periodísticamente resultaban para mi algo atractivo, pues de cada uno de ellos aprendía y podía visualizar las diferencias en el comportamiento que como seres humanos siempre tenemos. Y de eso estaba fascinada.

Me parecía gracioso que los panameños hablaban fuerte y reían mucho; así aprendí a quererlos, son gente amable, y muy directos; de carácter y mal genio algunos pero buenos seres humanos. En un principio los confundí con los periodistas de República Dominicana y Cuba por su acento. Para mí, todos eras “tropicales y felices”

Los chilenos un poco más callados, pero también muy juiciosos, más parecidos a los “rolos” en Colombia. La representante de Cuba inigualable en su sencillez y humildad, tuve bastante empatía con Ismary. Los periodistas de Perú, muy dedicados a su labor de informar, gente amable y sencilla; Armando, excelente presentador; linda la fotografía de Ángel. Los periodistas de Bolivia me dejaron enamorada de su don de gente y de lo esmerados y fascinados al igual que yo con todo; Sabia de su traje típico, sus largas trenzas, y calidez.

Honduras, República Dominicana, Salvador, y Guinea Ecuatorial también muy concentrados en sus labores, en representar bien a su país y muy cálidos al igual que todos incluyendo a mi país Colombia, muy prestos a aportar ideas y a aprender los unos de los otros bajo la guía de la sabiduría China.

El Templo de la Masacre es un lugar sagrado e histórico en donde China recopiló muestras, imágenes, fotos, y una fosa real, de la invasión de Japón a su pueblo como homenaje a las trescientas mil víctimas ( 300.000 ) caídas en este ataque.
Este templo en forma de museo desató en mí diferentes sensaciones comenzando por concientizarme de la importancia en que los pueblos del mundo encuentren la PAZ. Además de sentirme consternada y triste por todo lo que allí viví, observé y compartí con Cecilia Lee (una de nuestras intérpretes, de nacionalidad China, a propósito, muy estudiosa e inteligente, con quien nos expresamos el dolor que sentimos en ese momento) llegué a la conclusión de que cualquier guerra es absurda, es hora de la PAZ en mi país, Colombia. Ver esa fosa con esqueletos reales, movió mis entrañas y sentí rabia por la ignorancia y falta de humanidad en la que ha caído el hombre. Estos fueron algunos de los motivos que me llevaron a investigar y profundizar un poco más en la historia de éste crimen. 
La invasión se produjo en el año 1937 en Nankín, ahora Nanjing. En esa época, Nanjing era la capital de China. Este ataque es considerado como la primera batalla de la segunda guerra mundial y la segunda guerra chino-japonesa, en la que quedaron trescientas mil (300.000) víctimas a manos del gobierno japonés.
La guerra comenzó el 7 de Julio de 1937 en Pekín, pero luego en diciembre obligaron al gobierno chino a trasladarse a la ciudad de Chongquin; luego invadieron Nanjing (actualmente capital de la provincia de Jiangsu)
En seis semanas China tenía tres centenares de víctimas, asesinados a sangre fría, otros enterrados vivos y más de veinte mil mujeres violadas. En ese entonces el territorio chino era muy débil; Japón tenia poder, pero poco territorio por lo que llevaba esperando un tiempo la oportunidad o el pretexto para invadir.
El extravío de uno de los soldados del gobierno japonés durante un corto tiempo fue el “Florero de Llorente Colombiano” en Pekín.

Los primeros territorios que perdió China fueron las provincias del noroeste. Eran las tierras de mayor riqueza pues eran fértiles y tenían abundantes cosechas.

Considerado como un acto atroz dentro de la misma masacre, está el concurso de dos militares japoneses; éste consistió en quien de los dos llegaba primero a matar cien o más ciudadanos chinos en menos tiempo. Uno de ellos asesinó 105 y el otro a 106 personas; luego cambiaron los criterios y resultó siendo un concurso de 150 muertos. De éste acto existen imágenes en el Templo de la Masacre.

De los actos violentos existen algunas fotografías en el “templo”, éstas fueron captadas por Jhon Magic, un fotógrafo de China oculto. Es lo más representativo del periodismo en el “museo”, junto con las imágenes de una profesora de Japón que se dedicó a visitar y entrevistar a doscientos cincuenta militares ancianos de Japón.

También reside allí una pintura en óleo con el nombre de “Masacre, Vida y Buda” . Esta obra le ha dado la vuelta al mundo, por su crudeza, y crueldad; refleja a un niño llorando sobre un cadáver (significa la esperanza de vida), a un monje ayudando gente (representa la ideología del budismo) y a dos militares a la izquierda (representa la masacre).
Como cosa curiosa cuentan allí en “templo”, que en tiempos de la masacre los ciudadanos chinos sobrevivientes cantaban la “canción del frijol”. Era una canción de optimismo, para darse ánimo, ya que el frijol era el único alimento que tenían para subsistir.
En el año 2007 cuando comenzaron a construir la sede de exhibición del “templo”, hallaron una fosa real con cadáveres de las víctimas de ésta masacre. Fotos, imágenes, monumentos, y una réplica de la cámara fotográfica de Jhon Magic hacen parte de este lugar sagrado para el pueblo chino.

La invasión duró catorce meses y la masacre se produjo en seis semanas, según informe de los guías e intérpretes del museo. El lugar fue diseñado por un joven llamado QI KANGNAN; y fue construido como homenaje a las trescientas  mil víctimas ( 300.000 ) caídas en este ataque y símbolo de paz para el mundo.

Este sitio sagrado muestra la preocupación y el compromiso del gobierno chino hacia su pueblo y el mundo en temas de educación, tradición y cultura y paz; además de la añoranza de no repetición de una masacre como ésta. Conscientes de la importancia de la paz son un pueblo que tiene claro que pacíficamente, combinando la diplomacia, y el trabajo en conjunto a través de la cooperación internacional se está más cerca del mundo.

Debo aplaudir además de la cultura China, sus tradiciones, su organización económica interna, su humildad partiendo de la base de que no se consideran un país “potencia”, sino un país en desarrollo, consideran que para ser un país desarrollado deberán exterminar el hambre y la pobreza; su disciplina, y el interés constante que se ha visualizado durante las  cumbres del G20 por darle sostenibilidad financiera a la economía mundial.

Es así como China se preocupa por profundizar en el intercambio y la cooperación en materia de partidos políticos, órganos legislativos, ciencia, tecnología, cultura, educación, turismo y prensa, con el fin de estar más cerca del mundo. Para ello han denominado este año 2016 como el año del intercambio cultural y han resaltado la importancia de que en todo el mundo se informe con veracidad y se acabe con los “mitos” que se tienen sobre China. Son un país que reconoce que la distancia geográfica y el idioma los  aleja del mundo, pero es un país que trabaja en ello.


La concepción más importante y de lo que sigo aprendiendo es que China es un país de gente cálida, dulce, amable, sin egos, responsable, estudiosa, juiciosa, pero sobre todo muy humana.

POR SOLICITUD DE MUCHOS ESTAMOS HACIENDO PRESENCIA NUEVAMENTE

Después de cinco meses de estar ausente este importante medio de comunicación en redes, y   a solicitud de muchos lectores hemos decidido ...