Alvaro Uribe Velez. Hoy en Medellin.
La palabra paz queda herida por la validación del paredón de Fidel Castro, su dictadura comunista y la tiranía sanguinaria de Chávez y Nicolás Maduro.
La palabra paz queda herida por la validación del paredón de Fidel Castro, su dictadura comunista y la tiranía sanguinaria de Chávez y Nicolás Maduro.
La palabra paz queda
herida con la elevación del grupo terrorista Farc a la condición de socio del
Estado, o paraestado o paramilitar, con el pretexto de combatir a otros
criminales.
La palabra paz queda
herida con la aceptación de que los responsables de delitos de lesa humanidad
como secuestro, carros bomba, reclutamiento de niños y violación de niñas no
vayan un solo día a la cárcel y puedan ser elegidos a posiciones públicas.
Estos premios al delito generan nuevas violencias. ¡Qué decir a los miles de
presos con delitos menos graves que los de Farc y que además de la privación de
la libertad no pueden ser elegidos, qué decir a quienes han perdido por siempre
los derechos políticos, qué decir de los paramilitares, creados por la
guerrilla y la falta de autoridad, que por delitos igualmente graves fueron a
la cárcel o se extraditaron!
La palabra paz queda
herida porque el estatuto de la Corte Penal Internacional exige reclusión, que
aquí se evade, para los responsables de delitos de lesa humanidad, y la
Convención Americana de Derechos Humanos, para estos delitos, exige sanciones
severas, también ausentes. La impunidad, además de ser la partera de nuevas
violencias, pone a los acuerdos de La Habana incursos en violaciones a la
Constitución y a los Tratados Internacionales de los cuales Colombia es
signataria.
La palabra paz queda herida
al aceptar que los cabecillas de la Farc, el cartel de cocaína más grande del
mundo, no vayan un día a la cárcel, no los extraditen y puedan ser elegidos.
¡Qué pensar de esta injusticia cuando entre 2002 y 2010 fueron extraditadas
cerca de 1200 personas reclamadas por narcotráfico!
La palabra paz queda
herida al no exigir a la Farc, el tercer grupo terrorista más rico del mundo,
la entrega del dinero para reparar a las víctimas; dinero que al conservarlo
les permitirá comprar todas las armas para remplazar a aquellas que entreguen.
La palabra paz queda
mal herida con un plebiscito que solamente tendrá una pregunta; que en el
evento de no aprobarse la misma autoridad amenaza con terrorismo urbano; un
plebiscito con derroche publicitario del Gobierno, como lo hizo en la elección
presidencial; con la negación oficial de recursos para quienes quieran decir No
o Abstenerse; con presión a alcaldes y gobernadores para que lo apoyen o se
atengan a carecer de recursos nacionales; con la reducción del número de votos
que la ley exigía.
La palabra paz queda
herida por un Gobierno que ha engañado al pueblo y manipulado las normas
jurídicas para cambiar la Constitución al antojo del grupo terrorista, que con
aprobación oficial somete a las instituciones en lugar de someterse a ellas.
Ubican esos acuerdos en el Bloque de Constitucionalidad con la osadía de que
sean inmodificables, esto es, abusan de la Constitución y tiran la llave al mar
con la pretensión de impedir futuros correctivos que deberán ser introducidos.
La palabra paz queda
mal herida por la democracia y la libertad amenazadas, al estilo de los
testigos Castro y Maduro, que en nombre de la justicia social han oprimido y
empobrecido a sus pueblos. En Colombia el Gobierno ha puesto en marcha la
guerra a machete entre campesinos, ha aceptado negociar con el terrorismo el
modelo democrático, las libertades económicas y las políticas sociales.
La palabra paz queda
herida con civiles e integrantes de las Fuerzas Armadas de la Democracia, que
tendrán que someterse al tribunal del grupo terrorista y aceptar crímenes no
cometidos para evitar ir a la cárcel. Muchos habrán de simular que la historia
gloriosa empieza con la capitulación
ante el grupo terrorista. Y la nación entera queda ante la incertidumbre
de ver a sus Fuerzas Armadas destruidas o en la cárcel y al terrorismo en el
poder. Los esfuerzos en la formación democrática de la Patria quedarán en el
desconocimiento o en la condena al estilo de Castro, Chávez y Maduro.,
La palabra paz queda
herida cuando el Gobierno, para firmar con el grupo terrorista, es complaciente
con la tiranía de Venezuela, no obstante que Maduro utiliza otra sigla
terrorista, la del Eln, para mantener al Gobierno sometido y a sabiendas.
La palabra paz queda
herida al permitir que el grupo terrorista sea partido político y sostenga su
acción criminal con el Eln y otros asociados. La tregua unilateral de hace un
año se tradujo en más narcotráfico, más extorsión y más control territorial.
La palabra paz queda
herida por el mandatario que para disimular su claudicación desvirtúa la
seguridad democrática que lo eligió, la reinserción generosa que se practicó
pero sin impunidad, sin elegibilidad y sin negociar la agenda nacional.
Sin embargo, miles de
colombianos, que serenamente soportan la explosión publicitaria, remedo de
dictadura, se preparan en sus reflexiones para defender la democracia y la
libertad y luchar por unas condiciones que garanticen una paz diferente a la
del Gobierno que se soporta en la entrega a los criminales y en amenazar al
pueblo con terrorismo urbano y más impuestos.
Alvaro Uribe Vélez .Medellín, Junio 23 de 2016