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Para Pensar….
Texto copiado de la red social de TWITER.
Indignado por las afirmaciones del
presidente Juan Manuel Santos, quien de manera desmedida, desleal y
descortés, expresó que nosotros los policías estábamos descuidando
nuestras labores por mantenernos en zona de confort, en oficinas y regocijados
bajo el amparo de la “buena vida”, me permito, en nombre de un grupo
de valerosos y sacrificados policías, aclararle a nuestro Comandante en
Jefe, lo siguiente:
Nosotros, los policías de Colombia,
presidente Santos, entregamos sin reserva alguna, nuestro esfuerzo,
dedicación y profesionalismo al servicio de nuestra patria. No importa a
dónde tengamos que ir, en qué
condiciones, ni los obstáculos que debamos superar para cumplir nuestra
misión: la seguridad de los colombianos. Para ello, presidente
Santos, nosotros no utilizamos vuelos en primera clase, ni esperamos
jugosas bonificaciones ni viáticos, solamente nos motiva el amor por
nuestra patria; amor que profesamos sin esperar nada a cambio, ni onerosas
prebendas del fisco nacional, ni millonarias pensiones. No Presidente
Santos, a nosotros solo nos motiva lo básico y esencial de nuestra
profesión: la vocación de servicio.
Nosotros, el noventa y nueve por
ciento de los policías, tenemos como oficina LA CALLE.
Allí pasamos los días, meses y años,
llenos de valor, portando con orgullo nuestro uniforme y con la frente en
alto. Para nosotros no es un sacrificio, para nosotros es amor puro
presidente Santos. Nuestra pasión se ve reflejada en la felicidad del deber
cumplido.
En eso que usted llama OFICINA, nos
enfrentamos con dignidad a todas las amenazas contra la seguridad
ciudadana, sin importar si llueve, truena, hace sol o si es de noche, de
día, si es festivo o no, allí estamos todos los días, firmes y dispuestos hasta
entregar la vida para defender a los ciudadanos. Allí, en esa oficina, no
se encuentra whisky,
caviar o los manjares a los que están
acostumbrados ustedes los políticos. Allí, presidente Santos, nuestro menú
diario son las amenazas, la incomprensión, los ataques
y la indiferencia de algunos
ciudadanos.
Pero señor Presidente, nada de eso
nos amilana, debilita o desmotiva. Nada de eso.
Pero sí nos entristece palabras como
las que expresó Usted públicamente, voces hirientes contra quienes lo
protegen y han respaldado de manera humilde en las situaciones más
difíciles de su Gobierno.
Nosotros, los policías de Colombia,
en nuestra diaria labor en las “oficinas” como usted lo dice, tenemos que
pasar angustias y necesidades. Angustia por dejar a un lado a
nuestra familia durante largas jornadas diurnas y nocturnas. Usted lo debe
saber bien, aunque no lo reconozca, nosotros no vemos nacer a nuestros
hijos, no asistimos a los cumpleaños de nuestros seres queridos, ni fechas
especiales. Vea usted, nuestra labor no es tan fácil
y no la efectuamos desde la comodidad
de una oficina como la suya, con sillas de cuero
y exquisitas fragancias.
Es doloroso escuchar a nuestro
Presidente, por quien estamos dispuestos hasta entregar
la vida para que pueda ejercer su
mandato, referirse de manera desobligante de nuestra labor. Es
desesperanzador saber que quien debería estar ocupado en buscar
soluciones a los grandes problemas que aquejan a nuestra Institución,
tales como retrasos en los ascensos, salarios bajos, deficiencias en los
servicios de salud, bajo presupuesto para nuestra dotación, pobreza en
nuestras instalaciones policiales en las zonas apartadas y falta de
oportunidades para mejorar nuestra preparación policial, se venga lanza en
ristre a través de los principales medios de comunicación, desmeritando
cínicamente nuestra labor.
Permítame señor Presidente,
recordarle que nosotros los Policías de Colombia, somos los catalizadores
de los grandes problemas que aquejan a la ciudadanía por irresponsabilidad
de altos funcionarios del Estado, como usted Presidente, que deberían estar
trabajando por el bienestar de todos los colombianos. Mientras usted está en
la comodidad de su OFICINA, nuestros compañeros están sufriendo en estos
momentos, los embates de los violentos en la zona del Catatumbo. Allí los
puede ver a la intemperie, poniéndole el pecho a los errores que
gobernantes como usted han cometido año tras año. Allí los podrá ver de
pié y con la frente en alto, tratando de contener la furia de las personas
que, quizá, con toda razón están sufriendo y pasando enormes necesidades por
la incapacidad de personas que como usted, “trabajan” en el confort de
elegantes oficinas, protegiendo solamente los intereses de los poderosos.
Esperamos señor Presidente que
rectifique sus declaraciones en contra de nosotros, los policías, que no
hacemos otra cosa que luchar diariamente por mantener un país seguro y en
paz. Recuerde señor Presidente que nosotros, los policías y miembros de la
fuerza pública, somos quienes le hemos dado a su gobierno, el sostén y
credibilidad que legitima su función.