El
cortometraje 'Detainment', dirigido por el irlandés Vincent Lambe, y nominado
en la categoría de 'Mejor Cortometraje' en los Premios Óscar, narra durante sus
30 minutos de duración, los interrogatorios policiales que sostuvieron Robert
Thompson y Jon Venables, dos niños de diez años de edad; después de secuestrar,
torturar y asesinar a James Bulger de apenas dos años. Los hechos ocurrieron en
Inglaterra en el año 1993; y los asesinos se convirtieron en los más jóvenes en
ser juzgados en Reino Unido.
La
frialdad y brutalidad con las que Robert Thompson y Jon Venables perpetraron
este homicidio no tiene nombre, sin embargo, no han sido los únicos niños en la
historia que han cometido delitos tan graves como la tortura y el asesinato.
Varios son los casos en todo el mundo sobre lo que se podría llamar 'maldad
infantil', lo que da pie a las preguntas ¿en qué momento un niño podría
convertirse en un asesino? ¿Qué desata la maldad en un niño? ¿En qué momento la
maldad se apodera de la inocencia?
¿Qué desata una conducta
criminal en un niño?
Los
niños pueden desarrollar trastornos emocionales y de conducta que se agraven
con el tiempo o por diversas situaciones, que también pueden estar asociadas a
diferentes trastornos mentales, expresa Paola Pacheco y agrega que, "la
mayoría de estos niños tienen antecedentes traumáticos psicológicos como el ser
víctimas de abuso sexual, matoneo en diferentes ambientes, violencia
intrafamiliar, pautas de crianza inapropiadas; entre otros".
Teniendo
en cuenta que existen otros factores de riesgo vinculados, como los genéticos,
sociales y/o culturales, "por lo tanto no existe solo una razón y cada
caso se debe individualizar".
Por
su lado, Rigoberto López opina que la responsabilidad de los padres en el
desarrollo psicológico de los hijos es de suprema importancia, en vista de que
son vistos como "modelos a seguir". Cuando un niño tiene conductas
irritables o agresivas, son los padres quienes deben entrar a poner un
"marco de contención" para detener los comportamientos dañinos. Es la
magia de la buena comunicación.
"La
capacidad que tenga el papá o la mamá de hacerle entender o comprender al niño su propio desespero es muy
importante, esa comprensión es lo que se
va a ver manifiesta en la conducta de los niños. Si los pequeños están en
ambientes hostiles, de desprecio, daño y golpes, el niño va a aprender que esas
conductas son casi que normales... Entonces no es tanto el hecho de que se convirtió
en malo porque sí, sino porque hay varios elementos en juego".
Maldad heredada: ¿se podría
nacer malo?
"El
hombre nace bueno y la sociedad lo corrompe", es una de las reflexiones
más célebres de Jean-Jacques Rousseau, sin embargo, por alguna razón, por algún
error en la genética o por el poder que la maldad pueda tener ¿se podría nacer
malo? como si fuera un chip que se implantase desde el vientre materno... Para
el psiquiatra Rigoberto López la respuesta es clara. No.
Argumenta
que frente al tema de la herencia "no hay una clara asociación genética,
ni ubicación específica dentro del genoma humano que podamos decir aquí está la
parte responsable del comportamiento, porque estamos hablando de una conducta y
de una forma de responder ante situaciones estresantes o difíciles".
Agrega
que si bien es cierto, que genéticamente puede haber relación con algunos patrones
de conducta como la impulsividad, que
son cosas mucho menos específicas; la maldad o el comportamiento malévolo en
los niños está más determinado por el moldeamiento social, por su medio, por
patrones culturales y sociales.
La
doctora Pacheco concuerda, "se considera que uno de los factores asociados
a este trastorno, clasificado dentro del manual DSM 5 como Trastorno Disocial
es genético. Heredar un temperamento irascible, impulsivo, inestable, con pobre
tolerancia a la frustración puede ser una de las causas.
Se
han encontrado hallazgos en imágenes funcionales donde se encuentran
alteraciones en un lugar del cerebro como el lóbulo frontral y prefrontal que
facilitan estas conductas".
Sin
embrago, la siquiatra aclara que no solo esta es la causa y no siempre estas
características hacen pensar en niños con estas patologías, pues hay otras
patologías en la infancia que comparten estas características sin llegar a esta
gravedad, por lo que es necesario que un especialista en salud mental determine
el diagnóstico y proceda con un tratamiento oportuno.
Influencia de las producciones
audiovisuales de contenido violento y sexual
Ambos
expertos concuerdan en que exponer a un niño a un contenido visual violento y
sexual antes de tener la suficiente capacidad psicológica de entender ese
contenido es un error en vista de que podrían generar conductas inapropiadas en
infantes y adolescentes, pues de acuerdo a la edad, el contenido que consuman
es información que los motiva a repetir conductas y a despertar diferentes
curiosidades. Además, de que en el cine y la televisión se pueden encontrar
figuras a seguir.
Los
menores de edad siempre deben estar supervisados por un adulto responsable,
"no que sea un rol vigilante, sino una labor de contención para
explicarles y poderles traducir muchas cosas que son difíciles de entender para
ellos que apenas tienen una mente en desarrollo", expresa Rigoberto López.
Señales malignas
Siempre
hay señales. Tener un hijo significa estar pendiente de él en todo momento para
no dejar pasar cualquier cosa que note que esté fuera de lugar, que no encaja o
que no es normal en un niño de cierta edad.
La
psiquiatra Paola Pacheco comenta en diálogo que, "las
señales son múltiples, como cambios de conducta en el ambiente escolar,
familiar, social y personal. Cambios en estados afectivos repentinos que no
tenía antes, sospecha de consumo de sustancias por cambios físicos (bajo o
aumento de peso, ojos rojos, descuido en su arreglo), sospecha de conductas de
hurto, quejas escolares por comportamientos destructivos con sus compañeros o
profesores, falta de respeto la autoridad. Maltrato a animales sin sentir
dolor, culpa o arrepentimiento".
Tratamiento
El
primer paso a seguir si tiene un hijo con graves problemas psicológicos o de
comportamiento como los nombrados anteriormente, es hablar en primer lugar con
el menor y por supuesto, consultar con un especialista, quien recomendará el
mejor tratamiento o terapia a tomar.
"Entre
más temprana sea la intervención, más posibilidades tenemos de disminuir el
riesgo de que un menor tenga comportamientos antisociales en la adultez... Existen terapias multisistémicas,
individuales, dinámicas, con diferentes enfoques. En todos ellas deben estar
involucrados el paciente y la familia, y en algunos casos los colegios",
expresa Concluye Rigoberto López.