Ahora, apenas se
inicia la última parte del sainete, que
el gobierno de Colombia, el cuerpo de legisladores tanto de Cámara como de
Senado, orquestado por las llamadas altas Cortes del país, para dar entierro a
uno de los peores adefesios que se haya podido construir en contra del pueblo colombiano,
la famosa reforma a la justicia colombiana.
Foto Archivo |
En verdad se ha escrito y se ha
dicho tanto de ello que da hasta hartera seguir ahondando en el tema, pero que
hacer, es el plato del día o de la semana. Quizas con la demostración hecha por los colombianos y
colombianas en salir a refutar esta clase de actividades que raya en lo jurídico, así sea de los mal llamados padres de la patria, haya
quedado claro, que el famoso vulgo como comúnmente
nos llaman, no estamos dispuestos a seguir
aceptando esta clase de sinvergüencerías,
que solo consiguen es alejar la poca confianza que se les podía haber tenido,
al elegirlos como nuestros representantes ante unos estrados donde se hacen las
leyes que deben de regular nuestro Estado Social de Derecho y no propias normas amañadas que solo favorecen mezquinos interese de los legisladores y sus
secuaces, con la mirada complaciente de
las altas Entidades que deben vigilar
que el estado de derecho funcione como debe ser y no como nos convenga. Que les
diré a mis nietos que apenas se están formando cuando me pregunte, si es que
tengo tiempo para contestarles, sobre la famosa reforma a la justicia del año 2.012
echa por el congreso de mi amada Colombia a la misma que tanto les recalco que hay que querer
amar y respetar?
Que podrán aprender las
nuevas generaciones de seguir con esta
clase de alimañas, como creadores de las leyes en Colombia? Solo me resta
decir, que tristeza que vergüenza, al oír o ver los famosos debates del día de ayer 27 de Junio, cuando
unos les echaban la culpa a otros, que falta de carácter de valor civil y de
respeto con toda una población como lo es la colombiana.