De Rafael Pérez
El 2 de julio de 2008,
en algún lugar de la selva del Guaviare, Gerardo Antonio Aguilar Ramírez se
levantó más temprano que de costumbre. Hizo sus tareas diarias, entre las que
se encontraba verificar cómo se encontraba la excandidata presidencial Íngrid
Betancourt, tres contratistas estadounidenses y un grupo de 11 militares y
policías que se encontraban retenidos ilegalmente por las Farc desde hace más
de 10 años.
Ramírez, conocido con
el alias de ‘César’, tenía la “misión” de pasar lista todos los días sobre el
estado de los secuestrados políticos de las Farc, considerados como su “botín
de guerra” en la búsqueda de un acuerdo humanitario con el Gobierno, que
consistía en el canje por los máximos comandantes guerrilleros que habían sido
capturados.
Para ese día, ‘César’
había recibido información sobre la llegada de una misión humanitaria
internacional -conformada por la ONU y el Comité Internacional de la Cruz Roja-
a la zona para hacer el traslado de los secuestrados al campamento de ‘Alfonso
Cano’, quien había sido designado como jefe máximo de las Farc después de la
muerte de ‘Tirofijo’.
El mensaje se lo había
enviado el ‘Mono Jojoy’, o eso era lo que creía el guerrillero. El emisario
real era un hombre de inteligencia del Ejército que había logrado interceptar
las comunicaciones del temido comandante guerrillero, quien controlaba el tema
de los secuestrados políticos de las Farc.
En el mismo lugar, Alexander Farfán Suárez, alias ‘Enrique Gafas’ -el otro carcelero de las Farc- pasaba lista y recogía información sobre el estado “de la carga”, frase clave para referirse a los secuestrados. Todos estos datos se los tenían que enviar esa mañana al ‘Mono Jojoy’ con quien solamente tenía contacto telefónico.
En el mismo lugar, Alexander Farfán Suárez, alias ‘Enrique Gafas’ -el otro carcelero de las Farc- pasaba lista y recogía información sobre el estado “de la carga”, frase clave para referirse a los secuestrados. Todos estos datos se los tenían que enviar esa mañana al ‘Mono Jojoy’ con quien solamente tenía contacto telefónico.
El mensaje había sido
claro “la carga” estaba bien y lista para ser recogida. Las comunicaciones de
‘César’ con el ‘Mono Jojoy’ habían sido intervenidas seis meses antes por el
Ejército nacional. Agentes de inteligencia habían identificado el tipo de voz,
las palabras más usadas y los términos puntuales que se utilizaban en cada
comunicación, esto con el objetivo de planear la trampa.
Ya en ese momento todo
estaba listo, la comisión iba a llegar al lugar determinado fijado por ‘César’,
quien un mes antes había coordinado el traslado de los tres grupos de
secuestrados a la zona. Todas las órdenes las había recibido de quien él creía
era uno de los hombres más poderosos y despiadados de las Farc.
Hasta ese lugar iba a
llegar un helicóptero. Cansados por las largas caminatas y desconcertados por
lo que creían era un nuevo “show” de las Farc para presionar el intercambio
humanitario. Por esta razón se rehusaron a ponerse las camisetas blancas que
rezaban la leyenda, ‘SÍ AL ACUERDO HUMANITARIO’ lo que causó la molestia de
‘Gafas’ y ‘César’ quienes los iban a acompañar hasta el campamento de ‘Cano’.
El día anterior,
‘César’ hizo una petición que llamó la atención de los involucrados en la
compleja misión. En un corto mensaje le preguntó al ‘Mono Jojoy’ si le permitía
cargar dos pistolas para recibir a la comisión humanitaria. Con el cálculo
milimétrico que estuvo presente en toda la operación, el agente de inteligencia
le respondió con un tranquilo “llévelas”.
Cuando creían que todo estaba superado, César’ se comunicó nuevamente con su jefe, esta vez para preguntarle si podía llevar cuatro guerrilleros más. En ese momento la respuesta fue un “no” rotundo. Esto ponía en riesgo el operativo como estaba planeado. Para calmar los ánimos y evitar cualquier duda, se le manifiestó que es necesario que “amarre la carga” antes de ingresar al helicóptero.
Cuando creían que todo estaba superado, César’ se comunicó nuevamente con su jefe, esta vez para preguntarle si podía llevar cuatro guerrilleros más. En ese momento la respuesta fue un “no” rotundo. Esto ponía en riesgo el operativo como estaba planeado. Para calmar los ánimos y evitar cualquier duda, se le manifiestó que es necesario que “amarre la carga” antes de ingresar al helicóptero.
A la una de la tarde
del 2 de julio ‘Gafas’ divisó a lo lejos un helicóptero de color blanco que se
aproximaba con toda la calma. ‘La Enfermera’, ‘El Australiano’, ‘El
Periodista’, ‘El Camarógrafo’ y‘El Jefe de la Misión Humanitaria’ se bajaron de
la aeronave y se ubicaron.
Uno de los hombres de
inteligencia, ‘El Periodista’, se hizo pasar como reportero de una cadena
internacional que estuvo en la mayoría de las liberaciones. Había una gran
expectativa por el viaje de ‘César’ y ‘Gafas’ al campamento del máximo jefe de
las Farc, y los guerrilleros también querían documentarlo. En los videos
recolectados se puede ver a los dos carceleros con una gran sonrisa en sus
rostros, con una actitud orgullosa y una amabilidad que pocas veces se le
veían.
Apretó las manos de
cada uno de los integrantes de la comisión, e incluso tuvo un tiempo para darle
unas declaraciones a la prensa. Con el helicóptero de fondo y su ruido
ensordecedor, el carcelero respondió a una sencilla pregunta sobre el momento
histórico que se presentaba: “Creo que lo más importante es que el pueblo
colombiano es que el debe pensar, podríamos decir, en posibilidades de llegar
acuerdos que beneficien a todo el país”.
'Gafas' lo seguía muy
de cerca y analizaba cada movimiento. En su cinturón portaba una pistola de reserva
por si algo pasaba. Los secuestrados ingresaron al helicóptero seguidos de los
dos secuestradores quienes no disimulaban su emoción, pocos segundos después la
aeronave despegó en un movimiento brusco y salió lentamente de aquella zona.
Mientras respondía
preguntas de actualidad por parte de uno de los integrantes de la comisión
‘César’ recibió un golpe en su cara que lo dejó aturdido. Sin poder responder,
golpean su cabeza tres veces contra el fuselaje del helicóptero, lo tiraron al
piso y lo amarraron. A pocos metros, ‘Gafas’ corría la misma suerte.
En la foto que quedó para la posteridad, aparecen los ahora liberados y en la parte baja las piernas de sus dos verdugos. En su presentación ante los medios de comunicación, ‘César’ quien tenía el ojo derecho morado, no le quitó la mirada de las cámaras de televisión. Pese a las insistentes preguntas no musitó palabra. Lo mismo hizo su compañero quien prefirió negar con su cabeza cada una de los cuestionamientos hechos.
En la foto que quedó para la posteridad, aparecen los ahora liberados y en la parte baja las piernas de sus dos verdugos. En su presentación ante los medios de comunicación, ‘César’ quien tenía el ojo derecho morado, no le quitó la mirada de las cámaras de televisión. Pese a las insistentes preguntas no musitó palabra. Lo mismo hizo su compañero quien prefirió negar con su cabeza cada una de los cuestionamientos hechos.
En el mes de noviembre,
la guerrilla de las Farc emitió un comunicado de prensa en el quecalificaban de
“traidores” a los dos guerrilleros. Para el grupo subversivo en el desarrollo
de la operación se había presentado la entrega de una millonaria suma de dinero
a los carceleros para que permitieran el ingreso de la comisión humanitaria.
“La fuga de los 15
prisioneros de guerra, el pasado miércoles 2 de julio, fue consecuencia directa
de la despreciable conducta de César y Enrique, que traicionaron su compromiso
revolucionario y la confianza que en ellos se depositó”, señalaba el
comunicado.
A las 4:30 de la mañana
del 16 de julio de 2009. En el pabellón de máxima seguridad de la cárcel La
Picota de Bogotá, ‘César’ recibió a los agentes de la Dijín que lo trasladaron
a un lugar donde lo esperaban integrantes de la DEA.
Quien en un momento fue
el hombre de confianza del ‘Mono Jojoy’ sacó una maleta con un saco, ropa
interior y una crema. Le dio un frío y seco apretón de manos a ‘Gafas’ con
quien compartía celda y salió caminando lentamente.
De nada le valieron los
recursos jurídicos que había presentado ante todas las instancias judiciales
para evitar la extradición alegando la vulneración de sus derechos
fundamentales a la vida, a la salud, a la dignidad humana, al acceso a la
administración de justicia, a la soberanía nacional, a la independencia
judicial y a pagar las condenas por sus actos en territorio colombiano.
Después de aceptar
cargos un juez federal de Washington, Estados Unidos, sentenció el 22 de julio
de 2010 a 27 años de prisión a ‘César’ por el delito de conspiración para
traficar toneladas de cocaína en los Estados Unidos. Pese a la petición de su
defensa, el juez consideró que debido gravedad de su conducta no ameritaba
ningún tipo de rebaja en la pena.
El despacho judicial
certificó que el guerrillero había supervisado la producción y tráfico de
toneladas de cocaína para el Frente Primero de las Farc comandado por ‘El Negro
Acacio’. Igualmente, colaboró activamente en la compra de cargamentos de hoja de
coca para realizar la respectiva producción en los laboratorios
clandestinos.
Fue enviado a la cárcel
de Marion (Illinois) en Estados Unidos con el número de registro carcelario
29854-016. Sin embargo, poco o nada se conoce de él en la actualidad. Pese a
las peticiones hechas a los diferentes organismos de seguridad y de justicia
tanto en Colombia y en Estados Unidos no se recibió información sobre el caso.
El 24 de enero de 2014
recibió una notificación de la condena emitida por un juez especializado de
Bogotá por su responsabilidad en los delitos de toma de rehenes, concierto para
delinquir, rebelión y secuestro agravado, por las retenciones ilegales
ejecutadas por las Farc en la década de los noventa y su vinculación con ese
grupo guerrillero.
Por su parte, ‘Gafas’
se quedó en Colombia cumpliendo su sentencia por estos mismos hechos. Sin
embargo, el 2 de junio de 2017, un juez de ejecución de penas de Bogotá le
concedió la libertad provisional tras avalar su solicitud para acogerse a la
Jurisdicción Especial para la Paz.
En la misma decisión,
el juzgado le concedió la amnistía provisional por los delitos de rebelión y
concierto para delinquir. ‘Gafas’ firmó un acta de compromiso entre los que se
encontraba colaborar con el proceso de verdad, justicia y reparación para las
víctimas de sus actos, así como atender todas las citaciones a las investigaciones.
El 3 de junio de 2017,
después de nueve años privado de su libertad, abandonó con el mayor hermetismo
su celda en la cárcel La Picota. Debido a las demoras en la aplicación de la
JEP y por motivos de seguridad el paradero de ‘Gafas’ es un completo misterio y
desde ese momento no se le ha vuelto a ver.