Por José Gilberto Díaz Pardo.
Teniendo en cuenta una invitación realizada por los oficiales de
la Base Aérea de Apiay LUIS FRANCISCO GOMEZ NIÑO, ubicada en la ciudad de Villavicencio,
en el departamento del meta a un grupo de trabajadores de los medios de
comunicación de la ciudad de Acacías y alumnos de las instituciones educativas
del municipio de San Martin de los llanos ( IRACA), Guamal ( JOSE MARIA
CORDOBA.) Acacias, ( MARIA MONTESORY y GIMNASIO CAMPESTRE MONFORT),la imprescindible
presencia de educadoras del Gimnasio Monfort la presencia de varios padres de
familia, con el decidido y definitivo
apoyo del Capitán HEYNER PEREZ, jefe de prensa de unidad militar de CACOM, el
apoyo logístico de la Gestora Social de la ciudad de Acacías, MONICA CALDERON, la
conducción del vehículo donde se desplazaba tanta responsabilidad del señor
ARMANDO GOMEZ y la coordinación de LORENA VALENCIA de los espacios periodísticos
del Conuco, y la dirección de JOSE GILBERTO
DIAZ PARDO, director de los mismos espacios mencionados anteriormente..
En forma fría y certera muy a las seis y treinta
de la mañana del día 27 de Julio en el parque central de la ciudad de Acacias
se inició la toma de las instalaciones
de la Fuerza Aérea colombiana en la ciudad de Villavicencio. Con un arsenal de
ideas metidas en las cabecitas de los estudiantes, (motivo central, divertir y
enseñar a los niños y niñas), la aceptación total de las directivas de la institución
de Aviación más querida por los colombianos, quienes frente a estos argumentos
de batalla, no les quedó otro motivo que aceptar la toma de tan custodiadas instalaciones.


La gentileza del Capitán
PEREZ, acompañado de un selecto grupo de profesionales, nos invitó a un amplio, por demás cómodo y fresco escenario,
donde los infantes se ubicaron en cómodas poltronas, para ver o escuchar, los temas de tan interesante
episodio de esta toma.

Cuando los oficiales se
disponían a celebrar el triunfo de esta batalla, sucedió que los chiquillos,
resultaron posando para las lentes con los componentes de los dúos, con sus supuestos
contrarios, pero llenos de felicidad, porque estaban al lado de sus héroes, los
caninos, que al ver la ternura de sus visitantes, solo atinaban a mover sus
colas, como agradecimiento a tan importante
visita.
Después de degustar un
sencillo y muy original refrigerio, aportado por la Gestora Social de Acacías
Meta, MONICA CALDERON, nos desplazamos al lugar donde están las naves de la
Fuerza Aerea; como siempre expectantes, intuitivos, con ansiedad, uno a uno de
ellos, fue llegando hasta quedar frente de las aeronaves, que solo habrían podido
apreciar en la televisión, en películas, o en lo lejano de las alturas sobre el
cielo colombiano, el mismo que cuida la Fuerza Aérea Colombiana.
Después de recibir la información sobre cada una de las aeronaves, por parte de los oficiales
de la institución, donde nos explicaron capacidad, autonomía de vuelo, entre
otras muchas más características, optaron los pequeños guerreros de la paz, en
posar con sus mejores estilos al pie de cada una de las aeronaves, que hasta ese
momento para muchos únicamente historia,
y no una realidad tangible, como la que pudieron apreciar, y captar los
sentidos y las lentes de sus móviles de
cada uno de estos seres.
Con la presencia de una
pertinaz lluvia, se pasó a la sección de los bomberos de la fuerza aérea Colombiana,
donde se les enseño como vestir un uniforme, en forma rápida, con todos sus
atuendos, actividad que tan solo duro 45 segundos, cronometrados por varios de
los guerreritos.
Luego los invitaron para
ver cómo funciona un máquina de bomberos, pero fueron sorprendidos con un bombardeo de agua, por parte de los
dispositivos del vehículo, que irían a presenciar, este incitador ataque, solo
duró tan solo 10 segundos, fue allí donde se presentó la escaramuza más real de
la deferida toma, la protesta por parte de los atacados fue unánime, había que
repetir el ejercicio del baño por parte de los bomberos, y con más intensidad;
a lo que no hubo escapatoria, repetir arrr. Con gritos y aplausos uno de ellos
exclamó a todo grito. “Este es el mejor día de mi vida”
Sobre el tiempo estimado, se terminó esta bella y fructífera experiencia, hacia a la una y media de la tarde, estábamos de regreso a nuestra base imaginaria parque central de la ciudad de Acacías, donde las valiosas y hermosas madres esperaban a sus valientes soldados de la paz.