Pese a que un salario económico
estable brinda tranquilidad financiera, este no garantiza el bienestar de los
trabajadores frente a las dinámicas laborales actuales que exigen un actor
externo que equilibre lo que sucede en la vida familiar y en el entorno profesional.
Por ello Klaudia Gómez, directora de
Mercadología de la Universidad Central, quien hizo una investigación sobre los
retos que enfrentan hoy en día las empresas, propone el ‘salario emocional’
como el mejor complemento para afrontar cualquier contexto laboral, porque se
quiera o no, las necesidades sicosociales y afectivas de los trabajadores
tienen un impacto directo en el bienestar emocional y repercuten directamente
en su rendimiento y productividad.
El ‘salario emociona’ se define como
“una retribución no económica que busca satisfacer las necesidades
psicosocioafectivas del trabajador, que tiene un impacto directo en el
bienestar emocional y al tiempo repercute directamente en su rendimiento y
productividad”.
Según Gómez, “la gente vive estresada,
además tiene una mayor incertidumbre sobre su futuro, lo que aviva las
necesidades en temas de seguridad de empleo, mantener una familia, seguir
creciendo, amigos, vecinos, mejorar el estilo de vida y aceptación, entre
otros”.
La experta sugiere a las empresas que
estudien muy bien a sus colaboradores entendiendo los ciclos de vida laboral.
“Hay que identificar las necesidades
de los empleados (recién egresados, profesionales con experiencia, casi al
retiro) y estos a su vez deben entender las prioridades de la empresa”,
puntualizó.
Al contrario, al no tener este
salario los empleados pierden tranquilidad, motivación, sentido de pertenencia
y satisfacción laboral.