De Chivasdelllano.com.co.
Dr. Victor Orlando Gutierrez J. Alcalde electo de Acacías junto a otros mandatarios colombianos y miembros de la banca internacional en los EE.UU: |
"Mr. you can not enter with this hat. You should wear a suit and
tie". Eso fue lo que le dijo el hombre que
estaba parado a la entrada de la Embajada colombiana en Washington a Alirio
Barrera cuando iba a ingresar a una reunión privada con el embajador en los
Estados Unidos, Juan Carlos Pinzón. Eso fue el pasado lunes 7 de diciembre.
Palabras más, palabras
menos, lo que quería decirle al gobernador electo de Casanare (Colombia) es que
la reunión era de etiqueta y que desde el embajador en adelante todos debían
vestir "bien perchados" y no al estilo vaquero como en el oeste. Pero todos fueron amables y al enterarse que
se trataba del Gobernador electo de Casanare lo trataron con mucho respeto. Le
recomendaron que se quitara el sombrero y siguiera a la reunión.
"Me iban a hacer quitar
el sombrero y yo respondí: no señor yo soy llanero y represento a mi llano y a
mi departamento. Esa es mi cultura y soy orgulloso de donde vengo", fue su
respuesta. Finalmente ingresó y mientras caminaba hacia un salón de pisos de
mármol y grandes espacios, se acomodó el sombrero blanco que lo caracteriza y
se ajustó la camisa rosada y su pantalón oscuro.
Barrera iba detrás de
un funcionario de la Embajada que con acento paisa lo hizo entrar a la sala
donde había un par de mesas con cristalería. Allí mismo fueron arribando el
Embajador de Colombia ante la OEA, Andrés González Díaz; el Director Ejecutivo
por Colombia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Sergio
Diaz-Granados; el Presidente de Ecopetrol, Juan Carlos Echeverry; el propio
Embajador ante los Estados Unidos, Juan Carlos Pinzón, y otros curtidos hombres
representantes de la banca y de organismos internacionales.
No había más de 6 mesas
y unos 20 invitados. Mientras departían un café Juan Valdés hablaban del dólar,
de la situación en Venezuela y de otros temas del diario acontecer, Alirio
Barrera pidió la palabra.
Pasó al frente donde
estaba ubicado el micrófono y con la bandera de Colombia de fondo, como
testigo, le dio gracias a Dios por haberle permitido estar en esas tierras y
gozar de ese privilegio.
Y no era para menos.
Está recién elegido, no tiene el poder todavía en sus manos, es uribista y
estaba rodeado de funcionarios de un gobierno con el que su partido (Centro
Democrático) no tiene las mejores relaciones.
Sin titubear y con la
voz firme Barrera le dijo al embajador: "Gracias doctor Pinzón. Es un
privilegio estar en este auditorio la Embajada de Colombia en los Estados
Unidos y esperamos más adelante que podamos tener el placer de que usted nos
haga el acompañamiento necesario para gestionar proyectos con las regiones.
Como por ejemplo con el BID y el Banco Mundial".
Mientras que los
presentes, la mayoría con vestidos de paño fino y zapatos brillantes, lo
escuchaban, Alirio seguía destacando a su tierra: "Casanare es un
departamento de oportunidades, tiene mucho por explorar, tiene mucho por
descubrir, tiene mucho que brindar a la comunidad internacional. Necesitamos un
empujoncito para dar a conocer a nuestra tierra y nuestra gente y podamos
llegar a nuestro departamento de la forma como lo prometimos en la
campaña".
Y agradeciendo a
Ecopetrol, al Embajador de Colombia ante la OEA y al Banco Mundial, el
caballista remató su corta intervención. Lo aplaudieron los presentes y regresó
a su mesa donde estaba el hombre que maneja la estatal petrolera y entre chanza
y chanza le dijo que había que mejorar las políticas para beneficio de las
regiones productoras de hidrocarburos como su Casanare del alma. Eso sí los
gringos y colombianos no le quitaban la mirada a su pinta de Llanero Solitario,
que al final de cuentas causó sensación.
Alirio Barrera,
gobernador electo de Casanare, con el director Ejecutivo del BID por Colombia,
Sergio Diaz-Graandos, buscando salida para obtener recursos para cambio
climático
Su codeo con los
gringos y colombianos que representan a Colombia en los Estados Unidos no paró
ahí. El martes 8 de diciembre sostuvo una importante reunión con los
funcionarios del Banco Interamericano de Desarrollo Sergio Díaz-Granados,
director ejecutivo, y Gustavo García, gestor fiscal. A ellos les pidió que
apoyen a la región con recursos a través de organizaciones para enfrentar el
cambio climático.
"Yo estoy
agradecido con el embajador Juan Carlos Pinzón, que fue un gran señor conmigo y
se interesó por mi departamento; igualmente con los directores del BID y del
Banco Mundial, unas excelentes personas que consideran que Casanare es una
despensa para el futuro de Colombia y del mundo", dijo el Gobernador
electo.
Alirio Barrera
regresará este fin de semana a Yopal. Pasará de las calles de Washington a la
manga de coleo donde participará en la Copa América de Coleo. Traerá consigo la
experiencia de un criollo en el centro de Washington, a quien "la etiqueta
quiso dejarlo en la calle por andar con pinta de vaquero". Bueno, es un
decir, porque los funcionarios de la Embajada colombiana siempre se portaron
amables con él.
"Ese soy yo y
Casanare me eligió por ser un criollo auténtico: coleador y amansador de
caballos. Es mi cultura y represento a mi gente. Por eso es muy difícil que
cambie mi forma de vestir y de sentir el amor por mi patria", le dijo
Alirio Barrera a Las Chivas del Llano.
Muy seguramente lo
seguirán criticando porque ya es Gobernador y representa a Casanare. Para
muchos es un orgullo que llegue con sombrero y botas así sea a hablar con el
Presidente en Bogotá o con el embajador colombiano en los Estados Unidos en
Washington.
Para otros debería
vestirse con traje de paño inglés, corbata de seda, zapatos italianos, hacerse
un corte de cabello moderno y llevar un maletín Vélez. "Ese no soy yo. Me
podrán criticar. Pero mientras yo sea auténtico, tendré el respeto de la gente.
Porque a uno no lo hace que se vista con las prendas más lujosas y finas del
mundo. A uno lo hace importante la humildad, la autenticidad y el amor por su
tierra", asegura Alirio al tiempo que cuelga su chaqueta entre su bolso y
sigue la marcha por las calles de Washington, hasta perderse en medio del
atardecer.