Pilas con una de las
instituciones más queridas en Colombia y la seguridad de todos.
Se perciben tiempos
difíciles en la Policía.
1. Hoy, a los policías
les siguen pagando el mismo sueldo del 2014. Nada que salen los decretos del
incremento del 2015, como si esa fuera una fatalidad del destino y no
dependiera de que en los ministerios de Hacienda y Defensa se pusieran en el
pellejo de quienes esperan ese mísero aumento para acelerar su pago (que no son
solo policías y sus familias, sino miles de servidores públicos).
2. Se promociona como
botín político el aumento de pie de fuerza, sin haber resuelto el gravísimo
problema salarial y prestacional que afecta a los activos. La plata del
impuesto de patrimonio se la gastaron en helicópteros, carros, fierros de toda
índole y no resolvieron los problemas económicos de su gente.
3. Después de una larga
lucha, logramos que en el 2013 y el 2014 se pagara un merecido bono a soldados
e infantes de marina. A los policías, que tienen las mismas necesidades, los
burlaron y cuando estaba a punto de aprobarse una ley que consagraba la prima
de antigüedad, el Gobierno la hundió por causa de mezquinos cálculos
politiqueros en época electoral, cambiándola por un frágil decreto.
4. Hay muchas heridas
abiertas por los últimos exámenes de ascenso luego de un gran escándalo que
obligó a repetirlos hace dos meses. Muchos de los mejores policías han esperado
hasta 14 años su curso de ascenso y el problema estructural sigue sin solución.
Y suben las quejas por el sistema de sanidad, por las condiciones para acceder
a vivienda y por el intento de burlar los derechos pensionales de los “15 y
20”, así llamados en el argot policial.
5. Desde Cuba se
barajan dos ideas que producen malestar y requieren claridad. Primero, la
creación de un ministerio de Seguridad Ciudadana, que en opinión del Colegio de
Generales de la Reserva es muy inconveniente. Y segundo, la policía rural, para
incorporar guerrilleros desmovilizados a las filas de la institución.
6. Sin tener la misión
institucional para combatir organizaciones con armas largas y estructuras
jerarquizadas que ejercen control territorial, a su pesar, la Policía ha tenido
que enfrentarlas. Cuando ya se iba a aprobar en plenaria de Senado la
habilitación al Ejército para ese fin, una llamada desde Cuba lo impidió y
ahora parece que indujeron al general Palomino (que es hombre de buena pasta) a
mandar una errada comunicación que puede terminar por favorecer a
narcotraficantes, ‘bacrim’ y Farc.
7. A pesar de que hay
resultados favorables frente a algunos delitos, como homicidio o piratería
terrestre y en la policía ambiental, el fracaso de la estrategia contra la
extorsión y el incremento brutal de delitos de hurto de vehículos, motos y
celulares, así como el uso indiscriminado de armas blancas, refuerzan, junto
con el microtráfico, una severa sensación de inseguridad que se agrava por el
precario compromiso de muchos alcaldes con la Policía.
8. Los sonoros procesos
contra los generales Santoyo y Buitrago, así como otros ruidos que vienen de
las épocas de los León Riaño, y quejas ciudadanas contra “manzanas podridas”
por corrupción callejera y abusos de autoridad, minan la buena imagen de la
Policía.
Por todo lo anterior,
las revelaciones del Canal RCN sobre 60 oficiales que acaban de pedir su retiro
por voluntad propia, más otros 20 llamados a calificar servicios, prenden
nuevas alarmas, como lo han señalado desde casi todos los sectores políticos, y
demandan respuestas claras del Gobierno.
Mucho podría ayudarle
al Presidente la mirada serena de un hombre respetado como el general Naranjo.
Están en juego una de las instituciones más queridas de Colombia, la suerte de
miles de hombres y mujeres valientes, sufridos y abnegados que la integran, así
como la seguridad y la integridad de todos los colombianos. ¡Pilas con la
Policía!
Juan Lozano