Es
un hecho. El censo de 2018 muestra que en Colombia, siguiendo una tendencia
mundial, las personas están viviendo más y procreando menos; el resultado es
que la sociedad colombiana envejece con rapidez.
Nubia
Yaneth Ruiz, doctora en Demografía y docente de la Universidad Nacional,
puntualizó que el censo muestra que el 9,1% de la población es mayor de 65 años
y el 8,4% tiene entre 0 a 5 años. Por primera vez hay más adultos mayores que
niños en su primera infancia.
“Era
de esperarse que la población mayor de 65 años creciera como está creciendo, lo
que sí nos sorprendió es la baja fecundidad, una baja muy sensible que en este
censo se detecta de manera significativa”, dijo.
Para
la especialista, lo que se está jugando el país es nada menos que el futuro de
su economía, que en la práctica terminará dependiendo de dos de los grupos más
excluidos en términos laborales: los más maduros y los adolescentes.
“Colombia
es uno de los pocos países del mundo donde la planeación de la inversión
pública no toma en cuenta las dinámicas poblacionales. Primero, las personas
adultas deben tener la posibilidad de estar enganchadas laboralmente y su
proceso productivo debe tener una valoración más significativa de la que tiene
ahora”, enumeró.
“El
país no se va a empobrecer más porque haya más población adulta. El impacto
económico que debería tener es pensar cómo se va a brindar mejor calidad de
vida a las personas de la tercera edad”, indicó la investigadora.
La
académica consideró que el país tiene aún capital humano joven, llamado “bono
demográfico”, que puede mantener la economía, pero queda poco tiempo para
aprovecharlo.
“Colombia tiene el 69 % de su población entre
15 y 69 años, si esos jóvenes de 15 a 40 años no acceden a una política del
Estado de pleno empleo, de salud ETC. Ese bono demográfico será desperdiciado y
como los datos nos lo muestran, no lo volveremos a alcanzar después de mucho
tiempo”, pronosticó.
La
docente advirtió que hay mucho que corregir porque, en su concepto, el Estado
colombiano ha enviado a su juventud a entornos laborales precarizados donde la
constante es el “sálvese quien pueda”.
En
ese sentido, Ruiz citó ejemplos de países como Alemania, España, Japón e
Italia, que aunque tienen procesos de envejecimiento más acelerados que el
colombiano, siguen siendo economías sólidas gracias a que también tienen
sólidas políticas económicas, sociales y de migración.