"No creo en el
periodismo como una forma de salvar el mundo, pero sí creo que los periodistas
de investigación han hecho muchísimo".
“Venir a Bogotá siempre me da placer y venir a
la Filbo también. Es como participar como de esa conversación literaria que se
da en las ferias del libro en Latinoamérica: a mí me resulta muy estimulante.
Siempre hay algo que surge inesperado, una idea, uno escucha algo
deslumbrante”.
La argentina Leila
Guerriero, que nos visitó con motivo de la Feria Internacional del Libro de
Bogotá, es una de las más importantes cronistas latinoamericanas, tal como se
evidencia en “Plano americano”, un libro de perfiles de escritores, artistas y
creadores que fue reeditado con algunas novedades por Anagrama.
De ella saltan a
relucir, además de su conocimiento del oficio, su amabilidad, desenfado y
generosidad para atender a la prensa y a sus lectores y admiradores. Siempre
dispuesta a dialogar con la gente y a iluminarla con su enriquecedora
experiencia, grata sonrisa y buen sentido del humor.
"No creo en el
periodismo como una forma de salvar el mundo, para nada, pero sí creo que los
periodistas de investigación han hecho muchísimo; lo vemos en Perú, por
ejemplo, lo que han develado las investigaciones periodísticas, lo que está
pasando ahora con todos estos expresidentes presos o con prisiones preventivas
o condenados".
Leila presentó su más
reciente libro en la Filbo-2019. "Se llama 'Opus Gelber' (Retrato de un
pianista). Lo publicó Anagrama y es el perfil de uno de los mejores cien
pianistas del siglo XX. Es un hombre argentino que se llama Bruno Gelber, que
tuvo polio a los siete años, que quedó con una pierna paralizada".
Prosigue. "Y que
un año y medio después de llegar a Europa tocó el Concierto No. 1 Opus 15 de
Brahms, y el crítico más importante de ese país dijo que estaban en presencia
de un milagro. Y a partir de ahí la carrera de Bruno durante 50 años se llevó a
cabo alrededor del mundo, sobre todo en el continente europeo y en Japón, y yo
lo entrevisté a él, que estaba de regreso a la Argentina, viviendo ahí desde el
2013, en un barrio superpopular que uno jamás asociaría con un pianista de su
talento".
El periodismo de hoy
Los negros arabescos
que forma su abundante cabellera tienen algo parecido a su muy personal forma
de abordar los temas de sus historias y los perfiles de sus personajes. Algo
que la diferencia de los demás, y de las demás.
Leila capta en una opaca
radiografía el devenir reciente del periodismo. "Me produce mucha desazón
cómo pasamos de ser héroes a ser canallas los periodistas. Latinoamérica estuvo
recorrida durante muchos años por dictaduras horrorosas, hasta los años ochenta
y en algunos casos bien entrados los noventa. Muchos periodistas denunciaron
cosas y pagaron esas denuncias con sus vidas".
"El periodismo fue
un defensor de los derechos humanos; se denunciaron dictadores, se denunciaron
torturadores, y de pronto estamos en este presente tremendo en el que para la
gente los periodistas son la peor carroña que pueda haber sobre la tierra. Creo
que tuvo mucho que ver muchos factores: primero, el poder señalando a los
periodistas como los generadores de todos sus males, digamos, el poder diciendo
el periodismo miente, el periodismo es canalla, y la gente de alguna forma
entroncando con esa idea o por lo menos los seguidores de esos poderosos. Los
gobiernos más populistas empezaron a señalar esto".
Y no se come el cuento
del periodismo ciudadano. "A eso se suma esta otra idea de que todos
podemos ser periodistas, digamos, entonces el periodismo ciudadano, la
participación de los lectores. El medio como diciéndole a todo el mundo que
cualquiera pueda hacer periodismo. Y no, no cualquiera puede hacer periodismo,
yo lo siento muchísimo. Una persona que está en la calle con una celular y
manda un twitter, y porque acaba de ver un choque de esto y lo otro, y lo manda
a un diario y se publica y tiene 400.000 retuits, esa persona no es un
periodista: es un señor ciudadano buenísimo, gracias, responsable, que pasaba
por ahí y mandó una información. Me parece que esto de seguir un poco tras lo
que quieren los lectores y no imponer una agenda propia puede ser lo que
termine acabando al periodismo más que las redes sociales, más que cualquier
cosa".