El Dia del Idioma es un
homenaje a la memoria del gran escritor español Miguel de Cervantes Saavedra, quien contribuyera al engrandecimiento
de la lengua española por su obra maestra "El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la
Mancha". Esta novela, publicada en el año 1605, logra consolidar nuestro idioma y su autor llegó a la cima de la gloria de la Literatura Universal, compartiendo honores
con Homero, Dante y Shakespeare.
La profunda realidad
del personaje ha hecho que el famoso caballero "Don Quijote de la
Mancha" se convierta en el símbolo universal de la lengua española. Por la capacidad de haber creado una fábula y una serie de
personajes en los que caben los defectos, las virtudes, las debilidades y
aspiraciones de la vida humana, Miguel de Cervantes mereciese el título de "Príncipe de los Ingenios
Españoles".
Cervantes preparaba una
nueva versión de "El Quijote" que se escenificaría al parecer en América, pero luego de una
penosa enfermedad falleció en Madrid, el 23 de abril de 1616. Todos los años, cada 23 de abril,
se celebra en el mundo de habla hispana el "Dia del Idioma".
CORTO ESCRITO SOBRE LA
VIDA EN CAUTIVERIO DE MIGUEL DE CERVANTES..
Durante su regreso
desde Nápoles a España a bordo de la galera Sol, una flotilla turca comandada
por Mami Arnaute hizo presos a Miguel y a su hermano Rodrigo, el 26 de
septiembre de 1575. Fueron capturados a la altura de Cadaqués de Rosas o
Palamós, en una zona que actualmente recibe el nombre de Costa Brava, y
llevados a Argel. Cervantes es adjudicado como esclavo al renegado griego Dali
Mamí. El hecho de habérsele encontrado en su poder las cartas de recomendación
que llevaba de don Juan de Austria y del duque de Sessa hizo pensar a sus
captores que Cervantes era una persona muy importante y por quien podrían
conseguir un buen rescate. Pidieron quinientos escudos de oro por su libertad.
En los cinco años de
aprisionamiento, Cervantes, hombre nada acomodaticio y con un fuerte espíritu y
motivación, trató de escapar en cuatro ocasiones organizando él mismo los
cuatro intentos. Para evitar represalias en sus compañeros de cautiverio, se
hizo responsable de todo ante sus enemigos y prefirió la tortura a la delación.
Gracias a la información oficial y al libro de fray Diego de Haedo Topografía e
historia general de Argel (1612), se tienen noticias importantes sobre el
cautiverio. Tales notas se complementan con sus comedias Los tratos de Argel,
Los baños de Argel y el relato conocido como «Historia del cautivo» inserto en
la primera parte del Quijote, entre los capítulos 39 y 41.
Sin embargo, desde hace tiempo se sabe que la obra publicada por Haedo no era suya, algo que él mismo ya reconoce. Según Emilio Sola, su autor fue Antonio de Sosa, benedictino compañero de cautiverio de Cervantes y dialoguista de la misma obra. Daniel Eisenberg ha propuesto que la obra no es de Sosa, quien no era escritor, sino del gran escritor cautivo en Argel, con cuyos escritos la obra de Haedo muestra muy extensas semejanzas. De ser cierto, la obra de Haedo deja de ser confirmación independiente de la conducta cervantina en Argel, sino uno más de los escritos del mismo Cervantes que ensalzan su heroísmo.
Sin embargo, desde hace tiempo se sabe que la obra publicada por Haedo no era suya, algo que él mismo ya reconoce. Según Emilio Sola, su autor fue Antonio de Sosa, benedictino compañero de cautiverio de Cervantes y dialoguista de la misma obra. Daniel Eisenberg ha propuesto que la obra no es de Sosa, quien no era escritor, sino del gran escritor cautivo en Argel, con cuyos escritos la obra de Haedo muestra muy extensas semejanzas. De ser cierto, la obra de Haedo deja de ser confirmación independiente de la conducta cervantina en Argel, sino uno más de los escritos del mismo Cervantes que ensalzan su heroísmo.
El primer intento de
fuga fracasó, porque el moro que tenía que conducir a Cervantes y a sus
compañeros a Orán los abandonó en la primera jornada. Los presos tuvieron que
regresar a Argel, donde fueron encadenados y vigilados más que antes. Mientras
tanto, la madre de Cervantes había conseguido reunir cierta cantidad de ducados
con la esperanza de poder rescatar a sus dos hijos. En 1577 se concertaron los
tratos, pero la cantidad no era suficiente para rescatar a los dos. Miguel
prefirió que fuera puesto en libertad su hermano Rodrigo, quien regresó a
España. Rodrigo llevaba un plan elaborado por su hermano para liberarlo a él y
a sus catorce o quince compañeros más. Cervantes se reunió con los otros presos
en una cueva oculta, en espera de una galera española que vendría a recogerlos.
La galera, efectivamente, llegó e intentó acercarse por dos veces a la playa;
pero, finalmente, fue apresada. Los cristianos escondidos en la cueva también
fueron descubiertos, debido a la delación de un cómplice traidor, apodado El
Dorador. Cervantes se declaró como único responsable de organizar la evasión e
inducir a sus compañeros. El bey (gobernador turco) de Argel, Azán Bajá, lo
encerró en su «baño» o presidio, cargado de cadenas, donde permaneció durante
cinco meses. El tercer intento lo trazó Cervantes con la finalidad de llegar
por tierra hasta Orán. Envió allí a un moro fiel con cartas para Martín de
Córdoba, general de aquella plaza, explicándole el plan y pidiéndole guías. Sin
embargo, el mensajero fue preso y las cartas descubiertas. En ellas se
demostraba que era el propio Miguel de Cervantes quien lo había tramado todo.
Fue condenado a recibir dos mil palos, sentencia que no se cumplió porque
muchos fueron los que intercedieron por él. El último intento de escapar se
produjo gracias a una importante suma de dinero que le entregó un mercader
valenciano que estaba en Argel. Cervantes adquirió una fragata capaz de
transportar a sesenta cautivos cristianos. Cuando todo estaba a punto de
solucionarse, uno de los que debían ser liberados, el ex dominico doctor Juan
Blanco de Paz, reveló todo el plan a Azán Bajá. Como recompensa el traidor
recibió un escudo y una jarra de manteca. Azán Bajá trasladó a Cervantes a una
prisión más segura, en su mismo palacio. Después, decidió llevarlo a
Constantinopla, donde la fuga resultaría una empresa casi imposible de
realizar. De nuevo, Cervantes asumió toda la responsabilidad.
En mayo de 1580,
llegaron a Argel los padres trinitarios (orden religiosa que se ocupaba de
tratar de liberar cautivos, incluso se cambiaban por ellos) [cita requerida]
fray Antonio de la Bella y fray Juan Gil. Fray Antonio partió con una
expedición de rescatados. Fray Juan Gil, que únicamente disponía de trescientos
escudos, trató de rescatar a Cervantes, por el cual se exigían quinientos. El
fraile se ocupó de recolectar entre los mercaderes cristianos la cantidad que
faltaba. La reunió cuando Cervantes estaba ya en una de las galeras en que Azán
Bajá zarparía rumbo a Constantinopla, atado con «dos cadenas y un grillo».
Gracias a los 500 escudos tan arduamente reunidos, Cervantes es liberado el 19
de septiembre de 1580. El 24 de octubre regresó, al fin, a España con otros
cautivos también rescatados. Llegó a Denia, desde donde se trasladó a Valencia.
En noviembre o diciembre regresó con su familia a Madrid.