El vuelo costó 300.000
dólares. Los pasajeros pagaron los servicios de firma Central Charter S. A.
De Unidad Investigativa del Tiempo.
El albañil inglés Martin Neil creyó haber
hecho el negocio de su vida. En menos de 45 días viajó dos veces a Bogotá y
llegó a Londres cargado de cocaína colombiana de alta pureza, avaluada en 50
millones de libras y destinada a la violenta mafia ’Ndrangheta, del sur de
Italia.
La primera vez que pisó
Bogotá fue el viernes 8 de diciembre del 2017. Al filo de la medianoche llegó
desde Portugal y dijo ser turista. Ese día lo acompañaban el chef italiano
Alessandro Iembo y el español Víctor Franco Lorenzo.
Nadie les hizo muchas
preguntas, y a los dos días los tres estaban de vuelta en Portugal. Después de
coronar ese viaje, Neil y sus amigos volvieron a Colombia, el 26 de enero, esta
vez en compañía de Stephen Neil, el hermano desempleado del albañil, y de José
Ramón Miguélez Botas, un peluquero en Valladolid (España).
Los cinco llenaron 15
maletas con 37 panelas de cocaína y se embarcaron en un lujoso ‘jet’ Bombardier
Global Express, fletado en Austria, con destino al aeropuerto privado de
Farnborough, sur de Londres. Allí los estaban esperando hombres de Scotland
Yard y de la Agencia Nacional contra el Crimen del Reino Unido (NCA), que les
incautaron media tonelada de coca y los enviaron a la cárcel.
La fachada
De inmediato, la
Policía Antinarcóticos de Colombia se puso en contacto con los enlaces en
Colombia de la NCA y empezaron a reconstruir el itinerario de los cinco
europeos para establecer quiénes son sus socios en Colombia, quiénes los
financian y cómo sacaron un cargamento de ese tamaño desde uno de los
aeropuertos más custodiados: El Dorado.
Aunque la investigación
se mantiene bajo el más absoluto hermetismo, reporteros de EL TIEMPO
establecieron que en su segundo viaje lo extranjeros se hicieron pasar por
hombres de negocios y se hospedaron en el exclusivo hotel Marriott, a 10
minutos del aeropuerto de Bogotá. Además, que pagaron por anticipado los
300.000 dólares del vuelo privado (unos 900 millones de pesos) y contactaron a
Central Charter S. A. Se trata de una reputada empresa colombiana con más de 36
años de experiencia y especializada en aviación privada, servicios de aduanas,
migración y gestión de permisos para sus clientes VIP.
“Evidentemente, tanto
Tyrolean Jet Services, la empresa austriaca dueña del bimotor, como Central
Charter S. A. son víctimas de esta red. Pero es claro que hubo cómplices dentro
del hangar”, explicó un oficial de la Policía Antinarcóticos.
En efecto, sus
oficiales ya establecieron que la requisa de la aeronave la ejecutó un sujeto
que llegó al hangar, localizado en la entrada 2, interior 1, del aeropuerto,
muy cerca del Puente Aéreo.
El hombre ingresó en
una camioneta Kia con una chaqueta de la Policía que le quedaba grande y sin
distintivos oficiales en el carro. Además, llevaba un perro que no corresponde
al tipo y razas de los de la brigada canina antinarcóticos.
Y aunque el hangar
tiene vigilancia privada –que depende del concesionario Opaín– y ya está bajo
investigación, nadie notó nada extraño. El falso policía facilitó la requisa de
las maletas repletas de droga y agilizó los trámites de aduana y migración.
Gracias a ello, los cinco extranjeros salieron rumbo a Inglaterra a las 6 de la
tarde del domingo 28 de enero.
Con antecedentes
Solo ahora, las
autoridades encontraron que al menos dos de los falsos empresarios tienen
antecedentes en sus países. Uno de ellos, el italiano Iembo, registra nexos con
la mafia de Calabria, su región de origen. El otro sujeto que tiene un
prontuario menor es uno de los españoles.
EL TIEMPO se comunicó
con los dueños del ‘narcojet’, de matrícula OE-IEL, y estos aseguraron que la
tripulación, de nacionalidad austriaca, fue interrogada y dejada en libertad al
probarse que no estaba involucrada en los hechos.
Sin embargo, los
itinerarios que cumplió el ‘narcojet’ en los últimos años desaparecieron de
bases de datos aeronáuticas.
Por su parte, allegados
a Central Charter aseguraron que se cumplieron todos los protocolos previstos
para este tipo de desplazamiento y que colaboran con las autoridades.
Por ahora, la Policía
Antinarcóticos ya identificó el sello que iba estampado en las panelas de coca,
el cual pertenece a un cartel colombiano. Además, se espera que en los
celulares y computadores incautados a los cinco europeos se encuentren pistas
de otros narcochárteres que desde hace dos años están inundando de coca
colombiana a Europa.
En noviembre de 2017,
EL TIEMPO documentó dos envíos más, uno de ellos de 2 toneladas que cayó en
Francia e iba a ser repartido a una confederación de mafiosos albaneses,
turcos, holandeses, españoles, italianos, franceses e ingleses.